Abel Bayo, de pie, preside una mesa sectorial junto a su entonces director general de Educación y ya consejero de Educación, Alberto Galiana.

Sorpresa al cuadrado

La comunidad educativa recibe con incredulidad el relevo en Educación y pide al nuevo consejero mayor capacidad de diálogo y acuerdo

Luis J. Ruiz

Viernes, 4 de noviembre 2016, 13:24

«¿Cómo? ¿Que ha dimitido Abel Bayo? ¿Y dices que Alberto Galiana va a ser el nuevo consejero de Educación? Pues vaya sorpresa». Esa, a grandes rasgos, fue la primera reacción de buena parte de los representantes de la comunidad educativa riojana al enterarse, instantes ... después de que el Ejecutivo regional enviara a las 18.18 horas una escueta nota informativa, que había cambio de piloto en la nave educativa regional. Sorpresa, sí, pero con matices. Porque, como decía Diego Ubis (Ciudadanos), era algo que estaba en los mentideros.

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Si hacemos caso a esos mentideros, a la tercera ha ido la vencida. El primer rumor surgió en marzo de este mismo año. Hubo quien en aquella primera crisis de Gobierno de Ceniceros pensó que junto a Antonino Burgos se marcharía Abel Bayo. Sólo 'cayó' el primero. La segunda fue este mes de julio. Con la polémica de los tribunales de las oposiciones encima de la mesa, aquel primer rumor tomó cuerpo... y se esfumó. Y a la tercera, cuando nadie lo esperaba y con la reválida como telón de fondo, dimitió.

Superada esa sorpresa inicial, reacciones hay de todo tipo: desde la más almibarada del Partido Popular, hasta las más duras de la oposición y, con matices, de los sindicatos. Todo con un punto de partida compartido: Abel Bayo es buena gente. Próximo y con talante. Otra cosa, coinciden quienes han negociado con él, es que esa capacidad de diálogo que sí tiene no se trasladara en acuerdos.

Ese es, precisamente el gran reproche que se le hace a Bayo. Lo hace José Manuel Reinares (ANPE-Rioja) cuando recuerda que «ha sido incapaz de llevar adelante el pacto educativo que prometió»; le secunda Alicia Romero (UGT) apuntando que «no ha sido un consejero dialogante y se ha limitado a convocar las mínimas reuniones de negociación posible»; y les completa Mikel Bujanda (CCOO): «Su balance es que no ha conseguido ni un solo pacto ni educativo ni concreto».

Si la cuestión se plantea en la arena política del Parlamento, la división de opiniones es mayor. Sobre todo porque entra en juego el Partido Popular, la formación bajo cuyas siglas desarrolló su carrera más política. José Luis Pérez Pastor, que además de ser coordinador general del PP compartió horas de trabajo en la Consejería con Bayo, se deshace en elogios hacia el profesor de Filosofía que dirigió el IES La Laboral. «Ha hecho una muy buena labor en la gestión que se fundamentaba en un conocimiento sólido de lo que tenía entre manos». Buen jefe; buena persona; una labor extraordinaria; y un profundo agradecimiento por los éxitos cosechados.

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Esos éxitos son menos (incluso nulos) si se pregunta al resto de partidos de la oposición. Desde el PSOE, Emilia Fernández, cree que Bayo cae «por la gran presión de la comunidad educativa y de los partidos de la oposición». Una presión que, dice Fernández, tiene un punto clave: la gestión de la Lomce y convertir a La Rioja en una de las comunidades que «la ha implantado con menos consenso», dice Fernández recordando que, al fin y al cabo, «es heredero de Gonzalo Capellán».

Desde Podemos, Ana Carmen Sainz, es muy gráfica en su valoración de Bayo. «Es el consejero que se quedó solo aferrándose a la Lomce pese a tener a toda la comunidad educativa en contra». Una «pésima gestión», con «poco talante» y que «nunca ha estado dispuesto a negociar». Y desde Ciudadanos, Diego Ubis, no sin ironía, recuerda que el gran empeño personal de Bayo fue implantar la Lomce en su totalidad. «Ese es, de alguna forma, un legado maldito que siempre va a tener esta comunidad en relación a una norma muy contestada».

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Y si sorpresa ha causado la dimisión de Bayo, no menos sorpresa (hasta incredulidad) provoca la elección de su sucesor. El primer encargo es obvio: diálogo. En él coinciden sindicatos y partidos políticos para que, dicen, la Educación deje de ser fuente de conflicto y enfrentamiento. Pero también hay quien afea la elección. No tanto por su capacidad, de la que nadie duda, sino por poner al frente de la Educación a un técnico.

Desde ANPE Rioja, Reinares destaca de Galiana que «es más técnico que político, y eso en Educación es bueno. Quizá ese perfil técnico no sea malo», abunda. Más reacia se muestra Alicia Romero (UGT). «No nos convence. Esperamos que toda esa palabrería que tiene llegue a efecto y que el cambio sea para bien y tenga espíritu de negociación». Tampoco Bujanda (CCOO) es muy optimista. «Me temo que está más convencido de la rigidez de la Lomce. Tiene que ofrecer diálogo y ser capaz de alcanzar un pacto educativo».

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En terreno 'neutral' se mueven FAPA y Concapa, los representantes de los padres y madres de las escuelas públicas y privadas. Desde la primera, Eduardo Rojas confía en cambios que permitan «acercar posturas» mientras que, desde Concapa, Carlos Torres desea suerte y tiende la mano para «seguir trabajando en la calidad de la Educación».

Y desde los partidos políticos, Pérez Pastor (PP) elogió su «solvencia técnica» para «pilotar esta nave con prudencia y maestría»; Emilia Fernández (PSOE) cree que «no hace prever un cambio de rumbo» y demando un consejero «que esté en contacto directo con la práctica educativa y sus necesidades»; mientras que Ana Carmen Sainz (Podemos) confió en que sea «más dialogante y mas abierto con los grupos parlamentarios. Que se dé cuenta que tiene que negociar».

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Y Diego Ubis (Ciudadanos) es el que le pone deberes: «Lograr un pacto educativo, la gratuidad de los libros de texto, la educación de 0 a 3 años, la alta tasa de abandono escolar...».

Y aún no ha tomado posesión.

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