Días de flores, oración y nostalgia

Ni las nieblas ni las gélidas temperaturas matinales que se predicen para hoy evitarán el éxodo masivo a los camposantos de la región que cada 1 de noviembre, día de Todos los Santos, protagonizan miles de riojanos para cumplir con la secular tradición de honrar a sus difuntos.

Para muchos, no será la primera visita de los últimos días. Durante todo el fin de semana y a lo largo de la jornada de ayer, los cementerios de la comunidad registraron la habitual frenética actividad de estas fechas, con miles de ramos y coronas depositados sobre las recién lustradas lápidas de tumbas, panteones y nichos.

Así ocurrió ayer en el camposanto de la capital riojana, donde decenas de personas recorrieron sus calles con cubos, agua, bayetas y adornos florales, en una estampa que se repitió en Santo Domingo, Alfaro, Nájera... En todos y cada uno de los cementerios de la geografía regional.

Hecha la labor, en la mayoría de las familias a cargo de los miembros de más edad, la jornada de hoy queda, excepto para los más rezagados, para el sencillo homenaje a los seres queridos ausentes. Una oración, algunas lágrimas y mucha añoranza impregnarán, junto al aroma de los ramos y coronas de flores naturales -hay quien opta por los adornos artificiales-, el mármol sagrado de miles de últimas moradas.

Da igual que las cremaciones se impongan año tras año a las inhumaciones -1.125 a 361 en el último ejercicio en Logroño- y que las cenizas acaben en jardines y huertos particulares, en los salones o colgados al cuello en forma de joyas, la visita al cementerio aguanta el tirón de Halloween y de las escapadas vacacionales del 'puente' festivo con la fortaleza de una tradición sustentada en la emoción y los recuerdos nostálgicos.