Lógico, pero hiriente
«En ese tiempo, Navarra ha completado su tramo de autovía y a Aragón sólo le quedan por duplicar 29 kilómetros»
María José González
Viernes, 28 de octubre 2016, 13:08
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María José González
Viernes, 28 de octubre 2016, 13:08
Siento desinflar el notición, pero que el desdoblamiento de la N-232 no se llevará a cabo es algo que tengo por seguro desde febrero del 2013, cuando el presidente Mariano Rajoy afirmó que no se transformarían en autovías las carreteras nacionales próximas a una ... autopista de peaje. Además de una memoria razonable, cuento con un fondo documental privado que me respalda.
Como el desdoblamiento de la N-232 ha superado en el tiempo el estadio de infraestructura para convertirse en arma electoral, el entonces secretario de Estado y hoy ministro de Fomento en funciones, Rafael Catalá, se fajó en desvincular la A-68 de «la confusión» generada por las declaraciones de Rajoy. Hay que ver. Los periodistas no aprendemos y solemos desorientarnos o interpretar mal a los políticos.
Así que Catalá, sin recurrir a grandes contorsionismos lingüístico, precisó que el Ministerio «trabaja» en el desdoblamiento riojano porque, a pesar de que discurre en paralelo a una autopista, algunos tramos están saturados y registran una alta siniestralidad.
Han pasado tres años y ocho meses. En ese tiempo, Navarra ha completado su tramo de autovía y a Aragón sólo le quedan por duplicar 29 kilómetros. Al estudio informativo de la autovía en La Rioja se le perdió la pista en el 2009 cuando fue aprobado. Ahora, a menos de diez años para acabar la concesión de la autopista, y tras una crisis espantosa que ha enseñado a racionalizar las inversiones, Fomento renuncia al desdoblamiento de la N-232 por territorio riojano. Lógico, pero muy hiriente. A la prensa nos han hecho perder muchas horas de trabajo, y -lo verdaderamente importante- han frustrado las expectativas de los ciudadanos que, tanto los gobiernos socialistas como populares, alimentaron pleno tras pleno, campaña tras campaña. Una tomadura de pelo que dura ya dieciséis años y que se prolongará por otros casi diez.
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