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María Félez
Domingo, 16 de octubre 2016, 18:45
Marta nunca se había planteado tener hijos. La idea ni siquiera había rondado por su cabeza. Conoció tarde al amor de su vida, José Luis, y ni siquiera en ese momento le llegó el instinto maternal. Hablando con ella se ve que es una mujer ... que vive el día a día y que es consciente de que el futuro llega y que, aunque hay que estar preparados, no conviene darle demasiadas vueltas de antemano.
Recién casada encontró un trabajo en el que sustituía a una madre durante su excedencia de tres años por maternidad, por eso pensó que no era el momento de buscar un bebé. Pero hace poco más de un año decidieron empezar a intentarlo. «La idea era que me quedase embarazada cuando terminase mi contrato, pero me quedé prácticamente a la primera», explica Marta. «Dicen que a partir de los 40 te cuesta más, pero no fue nuestro caso», reconoce.
Sí es el de otras muchas madres que ven cómo las posibilidades de quedarse embarazadas a partir de los cuarenta se reducen ostensiblemente y tienen que optar por medios alternativos al embarazo natural.
A Marta no le hizo falta. Hace cinco meses nació Adriana, un bebé que se ha convertido en protagonista de la vida de toda la familia. «Es la primera nieta en las dos familias y todo el mundo está encantado con ella», asegura. La genética ha hecho su labor y Adriana tiene la misma energía vital que su madre. «En una niña muy movida que prácticamente no duerme», pone en antecedentes su madre. «Alguna noche, cuando estoy con ella por el pasillo le digo: 'Adriana qué la mamá es ya muy mayor'», comenta riéndose.
«Los tres primeros meses fueron muy duros, quien diga otra cosa...», sentencia. Es una frase que no hay madre que no haya dicho alguna vez. El cambio es abismal y «hay días que dices 'ya no puedo más', pero no creo que sea cuestión de la edad, yo a todas les oigo lo mismo».
Las cosas con respecto a la edad dentro de la maternidad han cambiado mucho. Hace algo más de una década el caso de Marta hubiese sido la excepción. Hoy no. «En las clases de preparación para el parto había gente de todas las edades, pero había muchas mamás que estábamos rondando los cuarenta», comenta.
Para ella la principal ventaja es que «con esta edad creo que tienes mucha más templanza», asegura. «No pierdes los nervios con tanta facilidad y aunque seas primeriza tienes otra forma de ver las cosas. Creo que te agobias menos... O quién sabe, a lo mejor es mi forma de ser», comenta esta madre, que ahora acaba de volver a su puesto de trabajo tras la baja por maternidad.
Además, aún no ha pensado en los inconvenientes. «Es verdad que cuando ella tenga 20 yo tendré 60, pero es que yo veo ahora que las mujeres de 60 años están divinamente, algunas incluso tienen más energía que las jóvenes... A mí lo que me da miedo es, como a cualquier madre, con quién irá o que sea una chica con valores». A pesar de estar encantada de ser madre con 40, también lo tiene claro: «Me planto, no iré a por el segundo».
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