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Pilar Hidalgo
Martes, 6 de septiembre 2016, 21:14
El alberitense Jesús Menchaca es un tipo inquieto. Agricultor, colaborador de Diario LA RIOJA, viajero incansable, aficionado al esquí y, a sus 94 años, también meteorólogo. Hace cerca de siete décadas despertó en él una curiosidad que explica como el más normal de los intereses. «¿ ... Que por qué me gusta la meteorología? Porque como hombre del campo, tengo que estar pendiente del tiempo», ofrece como abrumador argumento.
Otros probablemente no hubieran desarrollado esta afición, pero este alberitense con una curiosidad voraz continúa hoy, como comenzara allá por los años 40, rellenando día a día en unas cuartillas el registro de temperatura y precipitaciones en Alberite. Al principio estos datos los tomaba de un pluviómetro y de un termómetro que guardaba en su casa y los anotaba en el cuaderno en el que apuntaba las cosas de sus fincas.
Desde hace una veintena de años colabora con la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y a diario revisa los valores del día anterior y la mínima de la jornada en curso, que recoge en la estación situada a la entrada de la localidad. «Los escribo en un impreso y, cuando acaba el mes, los envío a Zaragoza (delegación de la Aemet de la que depende La Rioja). Si se diera alguna singularidad, tengo que avisarles», explica.
La, por ahora, más reseñable de este sofocante estío se produjo anteayer. «El día que más calor ha hecho este verano fue el domingo, cuando se alcanzaron los 36 grados de máxima», puntualiza. La mínima se quedó en 20 y a 19 grados bajó ayer.
Pero la prodigiosa memoria de Menchaca y su dilatada trayectoria como 'hombre del tiempo' de Alberite rescata episodios mucho más excepcionales. «Mi madre me contaba de niño que en 1917 hubo -17 grados y se helaron los olivos del pueblo», evoca. También cuenta que «cuando estaba en Bachiller nos tuvieron que bajar a los alumnos de Alberite al instituto en Logroño a caballo de tanto como había nevado. Y nos tuvimos que quedar en la capital una semana mientras esperábamos a que 'regalara'».
En su opinión, el cambio climático es «un cuento chino». «Antes tampoco nevaba todos los días del invierno y ha habido otros veranos con más de 60 días con temperaturas superiores a los 30 grados», afirma. Así que, a su juicio, la calorina de este 2016 puede calificarse de «normal». El 'pico' máximo que recuerda haber anotado en su cuaderno fue hace dos años, 42 grados, y el mínimo, -9, hace unos 60 años.
Más que al bochorno o a la nieve, Menchaca teme a las «ireguadas» o grandes avenidas del Iregua. «Hace tres o cuatro décadas el río se llevó la mitad del edificio de la cooperativa de pepinillos», rememora. Aunque ahora mismo, si por algo le preocupa la lluvia, es porque esta tarde Alberite inicia sus fiestas y «el tiempo resulta lo más importante» para que haya mucho ambiente.
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