Maite Mayayo
Jueves, 25 de agosto 2016, 21:23
«Aquella experiencia me enseñó a no hacerme ilusiones la siguiente vez antes de tiempo». Hace ya bastantes años de aquello, tantos como para haberlo olvidado, pero solo lo ha conseguido en parte porque, como dice María (nombre ficticio), «no se puede dar la espalda ... totalmente a algo que resultó tan doloroso y, además, siempre he pensado en cómo hubiera sido el bebé».
Publicidad
Diez de cada cien mujeres riojanas sufren un aborto natural en el primer trimestre de la gestación y María fue parte de esta estadística, ya que sufrió un aborto natural en este periodo de los tres meses.
La causa más común según los expertos es la cromosómica, que está ligada a la edad del óvulo. Este moderado porcentaje del 10 por ciento puede llegar a alcanzar hasta el 40 por ciento cuando la futura madre sobrepasa los 40 años. El año pasado se registraron 208 abortos espontáneos en el Hospital San Pedro, la mayor maternidad de nuestra comunidad.
«Sólo me encontraba muy triste»
«Yo quería aquel niño. Nos habíamos mudado a vivir a Pamplona y yo no tenía trabajo por aquel entonces. Por eso creí que era un buen momento para dedicarlo a la maternidad, mi primer hijo. Todo iba bien hasta que un día se produjo el sangrado y... ahí acabo todo», cuenta. Cuando abrió los ojos, en la habitación del hospital estaban su madre, su suegra, su tía y su hermana. «No había más mujeres en mi familia y todas restaban importancia a lo ocurrido. Todas conocían a tal o cual persona que le había pasado lo mismo y luego había tenido varios hijos. Todas decían que no pasaba nada que ya tendría otro, que con tres meses no me había enterado. A mí me daba igual lo que oía. Yo solo me encontraba muy triste y tenía una gran sensación de vacío», recuerda.
«Cuando regresé a casa y conseguí quitarme de encima a toda mi familia femenina, estuve varios días llorando sin saber muy bien por qué», señala. «No tenía nada comprado para aquel bebé. Bueno, me habían regalado unos zapatitos blancos que rápidamente tiré, al igual que todas las revistas que me había dado por comprar sobre la evolución del embarazo», comenta.
Publicidad
«Tenía miedo de que ocurriera lo mismo»
«Mi marido creo que lo llevó mucho mejor que yo. Apenas hablamos de ello durante los primeros días pero fue comprensivo. Un buen día decidí pasar página y superar aquello, pero fue un acto de exigencia mía. Siempre me pregunté cómo habría sido aquel bebé y si habría sido niño o niña», dice.
Al cabo de unos meses volvieron a intentarlo: «Yo, la verdad, tenía miedo de que ocurriera lo mismo. El ginecólogo me dio ánimos y me dijo que no había ningún motivo que me impidiera ser madre. Le conté que mi madre había tenido varios abortos, pero le restó importancia. No comuniqué mi embarazo ni a mi familia ni a mis amigos hasta que pasé la frontera de los tres meses. Estaba asustada pero cada día que pasaba, era una victoria para mí».
Publicidad
«Al final, a los nueve meses, nació él y yo sentí que mi vida estaba llena, por fin. Él tiene hoy 23 años y ha acabado la carrera pero no he olvidado aquel otro hijo que no llegó».
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.