MARÍA FÉLEZ
Viernes, 19 de agosto 2016, 21:56
Mónica no lo puede disimular. Nada más entrar en su peluquería se ve que lo de las 16 semanas de baja por maternidad no va con ella. Termina de dar el pecho a su pequeña Lucía mientras una clienta espera para que le retoque el ... corte de pelo. Los ingresos de baja por maternidad se quedan en casi nada para las autónomas que se ven abocadas a seguir trabajando después de las seis semanas de baja a las que obliga la ley y no disfrutan de las diez más a las que tendría derecho.
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Ella tiene una empleada en su peluquería pero aún así no es suficiente. «Las clientas quieren que estés tú, que te pases por aquí y, además, con lo que te dan por baja, al ser autónoma, justo te llega para seguir pagando la cuota de la seguridad social y poco más», cuenta.
Reconoce que al frente de un negocio es complicado acogerse a las 16 semanas. «Di a luz un miércoles por la tarde y esa misma mañana estaba aquí trabajando», recuerda. «El domingo salí de casa un rato y ya me estaban preguntando cuándo iba a volver a la peluquería», dice mientras sonríe y mira a la pequeña Lucía, que se ha quedado dormida en un suspiro.
Apañarse en estas circunstancias no es fácil, pero Mónica tiene experiencia. Hace dos años, cuando nació Paula, su primera hija, ya hizo exactamente lo mismo. «Lo más complicado de compaginar es la lactancia materna. Con Paula no tuve ese problema porque, por otros motivos, dejó muy pronto el pecho; ahora con Lucía, ya veremos cómo lo llevamos», explica. Habrá que conciliar los horarios laborales de la madre con los vitales de la pequeña.
Se emociona al reconocer que «da mucha pena, pero no queda otra opción». Incluso reconoce que «con Paula no fui tan consciente de lo que me estaba perdiendo pero ahora sí lo se, sabes que esto se pasa muy deprisa, pero es que es imposible...», repite una y otra vez. No sólo es cuestión de economía, «tienes unas clientas a las que no puedes dejar tiradas durante 16 semanas, es un poco injusto porque sacrificas tu vida, pero la realidad es esa».
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Y a pesar de todo se siente una afortunada. «Hay otras mujeres que no están cogiendo las 16 semanas porque están en una ETT o discontinuas y si faltan mucho tiempo ya no las vuelven a llamar. Yo al menos vuelvo de aquella manera, sé que si en un momento determinado tengo un problema me puedo ir a casa o puedo traerme a la peque a la peluquería», explica. Conciliación complicada para las madres autónomas.
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