Meritxel, junto a Christian Gálvez y su mujer, la exgimnasta Almudena Cid. A la izquierda, la madre.

Sonrisas para Meritxel

Una niña víctima de una rara enfermedad mortal recibe la visita de su ídolo Christian Gálvez

Miguel Martínez Nafarrate

Viernes, 24 de junio 2016, 10:33

«Mi hija se muere», dice Viviana. Así, de golpe, con la sensación de que todo lo humanamente posible está hecho. Así, a la misma velocidad, cualquier capacidad de formular preguntas se resquebraja de un soplido.

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La mala fortuna ha querido que su hija Meritxel ... se vea afectada por una de las denominadas 'enfermedades raras', bautizada como Tay Sachs, una afección con una supervivencia máxima de seis años. Enfermedad rara y cruel. Hay 56 afectados en el mundo; 13 en España. Meritxel en Logroño. Seis quedan con vida en nuestro país. Los datos los conoce muy bien Viviana, quien ha trazado un plan tan ambicioso como emotivo para cruzar a todos los afectados del mundo con experiencias y tratamientos. Un cordón de esperanza para ahuyentar el dramatismo de ese fatídico «¿Por qué a mi hija?».

Meritxel recibió el miércoles la visita del presentador de televisión Christian Gálvez y de su mujer, la exgimnasta Almudena Cid. La niña acaba de cumplir seis años y es fan del programa 'Pasapalabra'. Gálvez ha demostrado talla humana para darle un beso y hacerla feliz y dar un empujón moral a sus abatidos padres, quienes ven el deterioro progresivo de su hija a sabiendas de que, salvo un milagro, no hay nada en ninguna parte del mundo que pueda evitarle un fatal desenlace.

Viviana intenta hablar sin entrecortarse. Lo intenta. Sabe que dar luz a este problema es una invitación a que se haga un esfuerzo en investigación y en eso se vuelve enérgica.

«Hacemos vídeos con Meritxel y los compartimos con afectados de todo el mundo. Ahora hemos creado una asociación en Madrid y en Sevilla se han puesto manos a la obra con un trabajo de investigación», relata. «Poco a poco van apareciendo más casos. Uno en Barcelona, otro en Zaragoza... Lo normal es que los síntomas aparezcan a los tres meses de vida, pero no ha sido el caso de Meritxel, que hasta los dos añitos hablaba, corría, saltaba, bailaba, reía...».

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