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Jueves, 9 de junio 2016, 13:26
Discurso íntegro del presidente del Ejecutivo riojano José Ignacio Ceniceros para conmemorar el Día de La Rioja:
Hoy, Día de La Rioja, es un día para la alegría y el reconocimiento, para la reflexión y el compromiso. Hoy, 9 de junio, Día de nuestra Comunidad ... es también, y en primer lugar, un momento oportuno para mostrar nuestra cercanía con todas las personas que hoy no encuentran un motivo para esta celebración.
A pesar de la mejora en los datos de la economía, hay:
19.508 riojanos y riojanas que siguen sin encontrar el trabajo que buscan y que les permitiera desarrollar su proyecto vital, personal y familiar;
otras, que corren el riesgo de perder el empleo que tienen, como consecuencia de los efectos que aún persisten de la crisis, de duras reestructuraciones o de frías deslocalizaciones;
y otras, porque -como consecuencia de la prolongación de estas causas- viven al borde o en los adentros de los complejos espacios de la exclusión social.
Representan la cara más cierta y próxima, la más humana y dramática, de esta realidad sin tapujos de nuestra vida en común. Una dura realidad que nos aguijonea hoy, y que todos los días tenemos muy presente.
Ante esta realidad, nuestra fuerza interior ha sacado el mejor de los sentimientos: la solidaridad en la Comunidad. Un sentimiento nada superficial es -en palabras de Juan Pablo II la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, el bien de todos y cada uno, para que todos seamos realmente responsables de todos.
Precisamente en San Millán, toma protagonismo una línea del registro literario y de compromiso social de María Lejárraga. Una emilianense que nos alentó en el deber de enseñar, enseñar sobre todo, una asignatura única: la solidaridad humana.
Hoy miles de riojanos, voluntarios, anónimos y altruistas, garantizan el servicio permanente y la actividad diaria de Cáritas, Cruz Roja, Cocina Económica y Banco de Alimentos de La Rioja, entidades de enorme arraigo y prestigio social, distinguidas con la Medalla de La Rioja en años anteriores.
Son cuatro manifestaciones que articulan eficazmente, con cercanía y conocimiento real de los problemas, la respuesta que nace del sentimiento solidario y del sentido de responsabilidad de los ciudadanos frente a los problemas de los más vulnerables.
Son parte de la singular importancia que la iniciativa social también tiene en una Comunidad viva y moderna como la nuestra.
Hoy, Día de La Rioja, afirmamos y reconocemos la solidaridad en comunidad como un valor extraordinario y como un sentimiento de gran trascendencia en el tiempo de autonomía que vivimos.
En la mirada del sociólogo francés Émile Durkheim, la solidaridad en Comunidad es el sentimiento de unidad basado en metas comunes, compartido por muchos individuos, para lograr una misma meta o para luchar juntos por un mismo motivo.
Desde esta reflexión y con la mirada puesta en el futuro, quiero trasladar un mensaje de esperanza. Que se hace entusiasmo responsable y realista. Que insiste en la necesidad de que instituciones, fuerzas sociales y políticas permanezcamos unidos en el objetivo de fortalecer nuestra recuperación económica y garantizar la cohesión social y territorial.
Tenemos una misma meta que lograr y un motivo para luchar juntos, lo que nos obliga a dar inteligentes respuestas, entregando a ese cometido todas nuestras capacidades y esfuerzos. Y creo, sinceramente, que en La Rioja nos estamos esforzando por asumir esa responsabilidad y por dar esa respuesta a las urgentes necesidades.
Desde el diálogo social y civil, pero también desde el diálogo político, para impulsar juntos importantes cuestiones de Comunidad. Asuntos que no son fáciles ni menores, pero sí esenciales en el presente y para el futuro de La Rioja.
Desde lógicas diferencias, estamos trabajando en alcanzar amplios consensos:
para favorecer un crecimiento económico estable que permita ofrecer en La Rioja más y mejores oportunidades de empleo;
para garantizar la calidad y equidad de nuestros servicios públicos esenciales;
para atender las necesidades de los desfavorecidos y de los más dañados por la crisis.
En definitiva, para construir entre todos la mejor Comunidad posible: más activa, más justa y, más solidaria. Un diálogo constructivo del que empezamos a recoger sus primeros frutos.
Sirve recordar el acuerdo -hecho Ley- de impulso y consolidación del Diálogo Social en La Rioja, o las distintas iniciativas aprobadas por unanimidad de los grupos políticos en el Parlamento de La Rioja.
También, sirve situar el acuerdo alcanzado con las entidades de la Red de Protección Social para articular una Renta de Ciudadanía, su revisión e impulso desde el Consejo Riojano del Diálogo Social. Un proyecto de Ley que, en breve, el Gobierno de La Rioja pondrá en manos de los grupos políticos en el Parlamento de La Rioja.
Y, también, sirve pensar en el proceso abierto para alcanzar un Pacto por la Sanidad.
Estos y otros aspectos de la condición de La Rioja como Comunidad hoy quedaría incompleta sin el esencial y particular grupo de ciudadanos que nacidos en esta tierra hoy viven fuera de ella. Hijos de La Rioja que, en muchos casos y como consecuencia de la crisis económica, se vieron obligados a buscar horizontes nuevos para sus vidas. O descendientes de otros riojanos que, en el siglo pasado, buscaron en otro lugar un mejor futuro y, hoy, a través de sus centros regionales, siguen manteniendo el vínculo y el compromiso con sus raíces, y nos representan con ilusión y toda dignidad.
Con algunos me unen lazos de familia y con todos los hijos de La Rioja en el exterior, está mi corazón. Asumo la obligación de mi Gobierno de trabajar de manera incansable para crear las condiciones necesarias que ilusionen su retorno. A la vez que actualizar y fortalecer los instrumentos, incluidas las tecnologías de la comunicación, que hagan efectivo, intenso y real el derecho a colaborar y compartir la vida social y cultural de La Rioja que les reconoce nuestro Estatuto de Autonomía.
Hoy, en este Monasterio piedra fundacional de nuestra Autonomía y testigo mudo del devenir de La Rioja encontramos el marco oportuno para hablar de nuestra norma básica y para dirigirme a los representantes del pueblo de La Rioja. Mis palabras quieren agradecer su activa y respetuosa participación en el tiempo transcurrido de esta IX Legislatura; estimular la voluntad y el trabajo de los grupos políticos en el Parlamento de La Rioja en beneficio solo del interés general y alentar la oportuna, necesaria y obligada reforma de nuestro Estatuto de Autonomía.
No por conocido es menos necesario recordar que, a pesar de algunas dudas y diferencias, aquí, en este Monasterio de Yuso, hace treinta y cinco años, pusieron firma y rúbrica 32 personas al proyecto de Estatuto de Autonomía, antes de su remisión a las Cortes, como expresión y norma del sentir y de la voluntad del pueblo de La Rioja de otorgarse su propio gobierno.
Culminó un proceso nacido en la sociedad misma y reforzado por los medios de comunicación, que fue impulsado por los Ayuntamientos y que fue guiado, en su articulación, por el buen juicio y el más amplio consenso de los legítimos y democráticos representantes de los riojanos.
Al igual que ayer, hoy son aspectos a los que apelo en el proceso de reforma emprendido y que, sin duda, nos deben permitir:
situar los derechos de ciudadanía;
fortalecer las bases y valores sobre las que se viene construyendo la realidad autonómica de La Rioja;
actualizar algunos de los contenidos que, tanto desde las instituciones como desde las competencias, hacen realidad cotidiana nuestra Autonomía;
acordar los principios rectores de nuestras políticas y, especialmente, de las políticas sociales;
incorporar ámbitos no presentes hace 35 años, tales como la inmigración, las nuevas tecnologías, la participación en el Estado y la presencia en Europa.
En definitiva, vitalizar el sentido autonómico de nuestra norma básica.
Desde el compromiso con el desarrollo de nuestro autogobierno, cobra especial sentido que reiteremos hoy el compromiso de La Rioja con la Constitución, base imprescindible para garantizar y hacer reales los principios de igualdad de los españoles y de solidaridad entre ellos y entre las Comunidades de España.
Se habla de evolución, de actualización y de perfeccionamiento de la Constitución. Y su propio texto contempla los justos términos de las iniciativas que pretenden dichos objetivos.
Es también hoy objeto de debate público y político un plan que directamente pretende dar por superado, sin más, el actual marco constitucional, forzando prácticamente todos sus principios básicos. Frente a esta situación, desde La Rioja hemos expresado nuestro firme rechazo democrático al desafío soberanista y lo seguiremos reiterando en los lugares y momentos adecuados.
Hoy nos decimos riojanos como particular manifestación de decirnos españoles. Una dualidad identitaria que según todos los estudios una inmensa mayoría de riojanos llevamos a gala. Y es reflejo de un profundo autonomismo desde la integración.
Los riojanos no vamos a sumarnos a un despilfarro inútil de tiempo, de recursos y de energía. No vamos a dar la espalda al esfuerzo de generosidad y de inteligencia con el que los españoles, con singular éxito, encaramos nuestra vida constitucional. Y no queremos incorporar más incertidumbres a los desafíos que tenemos como Nación.
A efectos prácticos, y pese a que no corren los mejores tiempos para el consenso constitucional, creo firmemente -al igual que lo manifestado al referirme al desarrollo del autogobierno de La Rioja- en la importancia que tendría recuperar, mantener y fortalecer un amplio acuerdo entre las fuerzas políticas nacionales:
para volver a ganar el prestigio perdido de la actividad política, erradicar las malas prácticas y abusos cometidos;
para dar estabilidad y fortalecer el Estado Autonómico con un modelo territorial que sea garante de la igualdad y la solidaridad entre los distintos pueblos de España
y, para ello, debe resolver de una vez por todas el sistema de financiación autonómica con un modelo equilibrado, a la vez que culminar la descentralización hacia las Corporaciones Locales.
Señoras y Señores, la villa de San Millán de la Cogolla nos acoge esta mañana. Y bien puede representar la dimensión rural de La Rioja. Una realidad esencial de la Comunidad que siempre debemos tener presente con la dignidad y la fuerza que merece.
En el espacio rural riojano, a través del sabio esfuerzo de sus pobladores en los valles o en las sierras, se ha ido sedimentando a lo largo del tiempo una cultura propia que es tanto una filosofía de vida hacia dentro, como seña de identidad hacia fuera. Y esa cultura, esa identidad y esa vida importan mucho para el mejor futuro de La Rioja, de todos nosotros. Concebir ese futuro sólo en clave urbana, integrado por un reducido número de núcleos de población rodeados de vacío humano, sería tanto como renunciar a La Rioja que conocemos y queremos.
Debemos, desde una inteligencia colectiva y colaborativa, fortalecer nuestra autonomía desde cada uno de los municipios y reconocer el extraordinario servicio que prestan las Corporaciones Locales. Con todos los ayuntamientos hemos dialogado y articulado líneas de colaboración en los ámbitos más sensibles y demandados en el presente. Insuficientes, desde luego, si queremos dar respuestas a uno de los más importantes problemas estratégicos de nuestra Comunidad, como es el de la evolución de su población.
Afrontar este reto exige diagnósticos claros y manejar escenarios abiertos para articular una política de población con altas miras y de largo plazo. Una reflexión que en los próximos meses ocupará la tribuna en el Parlamento de La Rioja.
Orientados y volcados hacia el futuro, nuestra obligación sigue siendo construir La Rioja como una Comunidad moderna y esencialmente abierta. Y San Millán de la Cogolla representa lo local sin fronteras. Sus monasterios, junto al vino de Rioja, adquieren dimensión universal. Son reflejo de una tierra abierta y de su vocación exterior.
Todos los datos muestran que vamos por buen camino, ampliando, en los últimos años, la recepción de visitantes y turistas; superando, año a año, nuestras exportaciones y mejorando nuestra balanza comercial.
En este empeño las políticas públicas deben ir de la mano de la iniciativa de nuestras empresas y de cuantas instituciones y asociaciones participan, con su presencia, en la construcción de la imagen de La Rioja en el exterior. Así lo queremos reflejar, por ejemplo, con la Estrategia de Internacionalización y con la presencia institucional en lugares y momentos estratégicos; en especial, en el ámbito institucional europeo.
Santa Teresa escribió: No hay cosa que más importe que la humildad. Un certero consejo de la patrona de los escritores españoles, que se hace oportuno aplicar, especialmente, desde las responsabilidades públicas.
Humildad para reconocer y valorar la importancia esencial de las personas, de cada persona, y el imprescindible protagonismo que siempre tendrá su iniciativa y, con ella, la iniciativa de toda una sociedad activa.
No hace falta una sagaz observación para darse cuenta que el mejor de los activos de La Rioja es su gente. Gente valiente ante las adversidades. Con capacidad para sufrir y para crear. Que contempla el futuro como desafío y no como incertidumbre. Y lo afronta desde el trabajo, la constancia y el esfuerzo.
Grandes valores que, una vez más, hoy representan las distinciones que acabamos de entregar. Unas distinciones que, al mismo tiempo, les recompensan y les vinculan todavía más a nuestra tierra. En nombre de toda La Rioja les expreso nuestro orgullo, felicitación y agradecimiento.
Entregar la Medalla de La Rioja a la Unidad de Acción Rural de la Guardia Civil es sentirnos orgullosos de acoger y formar en La Rioja a jóvenes de élite, altamente especializados que velan por la seguridad, la tranquilidad y el bienestar de los españoles. Que luchan en defensa de la libertad y de la democracia. Y combaten la sinrazón asesina de un terrorismo totalmente incapaz de comprender esos valores. Ayer, las bandas terroristas ETA y GRAPO; hoy, ramas violentas y radicales dentro del islam político.
En mi recuerdo personal y emotivo, está una de sus más brillantes operaciones: la liberación de mi compañero, y siempre amigo José Antonio Ortega Lara, quien permaneció secuestrado por la organización terrorista ETA durante 532 días entre 1996 y 1997.
Y en nuestra memoria están y estarán siempre todos los que dieron su propia vida en defensa de la libertad y la democracia. Están y estarán siempre otros ciudadanos que sufrieron la barbarie terrorista. Algunos hijos de esta tierra.
Con el asentimiento unánime de los grupos políticos a la Proposición de Ley de medidas a favor de las víctimas del terrorismo de La Rioja, expresamos nuestro reconocimiento a quienes son la conciencia democrática de nuestra sociedad.
Entregar la distinción de Riojano Ilustre a Fernando Reinares Nestares es muestra de reconocimiento a su sobresaliente contribución, en sus respectivos ámbitos profesionales, a la lucha antiterrorista y la defensa de los principios democráticos.
Leer o releer La Rioja: identidad y diversidad de una región española, casi treinta años después de su publicación, es conocer o recordar que en los albores de la democracia muchos dudaban de nuestra capacidad para trabajar por un proyecto común, a partir del marcado sentimiento original de cada uno. A los políticos escribiste- les faltaba convicción y, como consecuencia, capacidad de convicción. Convicción que no me falta hoy, como Presidente de la Comunidad de La Rioja para alentar y reconocer, con legítimo orgullo, todo lo que hemos avanzado y conseguido juntos en estos años de autonomía y libertad.
Posiblement, en paralela trayectoria con el desarrollo profesional de Fernando Reinares, a quien invito a actualizar su publicación desde la visión de un riojano viajero, embajador comprometido con su tierra.
Y sin faltar a la verdad, bien pudieras escribir que somos una Comunidad joven, dinámica y moderna, integrada y solvente. Una Comunidad que ha sabido dar estabilidad a sus instituciones y que ha sabido estar a la altura de su tiempo y sus oportunidades. Que ha superado muchas de las distancias que entonces nos separaban de las medias nacionales y europeas. Y siempre se escribirá un Gracias a todos los que, con su visión, su empeño y su trabajo, lo han hecho posible.
Señoras y Señores, concluyo:
Sin ocultar los problemas del presente y los retos del futuro, hoy los resultados de este gran esfuerzo de Comunidad, de esta experiencia autonómica, constitucional y europea, demuestran que estamos en el camino correcto.
Pero tenemos por delante mucho que hacer. La Rioja es una potencia que no admite reposo. Y en nuestras manos está aprovechar todas sus oportunidades para transformar el presente en un futuro mejor. Hacer la mejor Comunidad posible es tarea de cada uno de nosotros. De cada uno de los hombres y mujeres que viven, trabajan y sienten La Rioja.
Y si fuerte es nuestro sentimiento, les pido que gritemos con fuerza: ¡Viva La Rioja!
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