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María José González
Martes, 31 de mayo 2016, 20:40
Charles Darwin decía que «no es el más fuerte de las especies el que sobrevive; tampoco es el más inteligente el que sobrevive; es aquel que es más adaptable al cambio». Esta célebre cita con fundamentos científicos del naturalista inglés se puede trasladar al mundo ... de la industria. Sólo las empresas riojanas que se han sabido adaptar a los tiempos nuevos no sólo no han sucumbido a la crisis sino que la han superado cumpliendo cuatro reglas básicas: hacer un buen diagnóstico de lo que está pasando, tener muy claro hacia dónde se quiere ir, fijar unos objetivos y establecer las acciones concretas para conseguirlos.
Barpimo, Arisa y, sobre todo Starglass, que superó el año pasado un concurso de acreedores, son buenos ejemplos de ello, máxime cuando sus logros se han producido en un contexto muy complicado para el sector, como se concluye de los informes del Ministerio de Industria y del Gobierno de La Rioja. En concreto se trata de las encuestas coyunturales de las industrias, sondeos en los que, es necesario precisar, sólo se toman en cuenta las empresas con asalariados.
Entre el 2008 y el 2014 (último año del que se tienen datos oficiales), La Rioja perdió 182 industrias, lo que supone un descenso del 9,7%, es decir, la crisis se ha llevado por delante una de cada diez firmas del sector industrial en La Rioja.
Por otro lado, y siempre según estas encuestas, se han destruido 3.515 empleos en la industria riojana, lo que representa una caída del 11,8%. Por lógica, los gastos de personal también se han reducido (155,9 millones de euros), pero el descenso en términos relativos (16,5%) supera en 4,7 puntos porcentuales a la pérdida de trabajadores ocupados, lo que sirve para constatar los ajustes asumidos en general por las plantillas durante estos años de dificultades económicas.
Por otro lado, las 1.696 compañías que sobreviven dan empleo a 26.172 trabajadores, que realizan anualmente 43,1 millones de horas, casi ocho millones de horas menos que en el 2008, esto es, un descenso del 15,3%. Y la cifra de negocio se ha retraído el 12% hasta situarse en los 5.277,4 millones de euros.
A pesar de este panorama oscuro, el Índice de Producción Industrial (que sí aporta datos hasta marzo de este año) da una alegría a la economía riojana: si en marzo del 2008 este indicador se desplomó el 19,1% en tasa interanual, en el 2015 creció a un ritmo del 11,5%. Fue el segundo año consecutivo de incremento, tras el 11% anotado en el 2014.
Sin embargo, el dato del 2016 no invita al optimismo. El IPI cayó en marzo el 13,4%, un descenso atribuible a la situación de inestabilidad política del país, que retrae muchas inversiones proyectadas por las empresas para este año.
Otros indicadores que también arrojan buenos resultados son el Índice General de Pedidos y el consumo de energía eléctrica en la industria.
El primer índice repuntó durante el 2014 y el 2015 por encima de los dos dígitos (17,1 y 14,8, respectivamente) y, aunque continuó positivo durante los primeros meses de este año, su ritmo de progresión de ha reducido a la mitad (7,1).
Y en relación con el consumo de energía eléctrica (un termómetro de la actividad económica), marzo del 2015 registró un aumento del 6,9%. Sin embargo, el mismo mes de este año liquidó en negativo con una caída de la demanda de tres décimas, coincidiendo también con la delicada situación que vive España.
Esta es la radiografía general de la evolución de la industria riojana, que entre el 2014 y el 2015 registró una cierta recuperación. Ahora toca esperar a ver cuál será la evolución del ejercicio 2016 y si la reactivación se consolida. En ello confían los empresarios participantes en nuestro reportaje.
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