La pensión dorada

Son los trabajadores de los años 50/60, dice Jorge Ruano desde CCOO, un grupo 'privilegiado' que dio con la época del desarrollo industrial, del desembarco de las multinacionales y de las grandes empresas nacionales como Tabacalera y Telefónica. Gentes que pudieron hacer 'carrera' en sus empresas, donde la 'cultura de cotizar' ya estaba instalada (el binomio está en el origen de las altas percepciones).

Cierto es que en torno al año 2000/2003 las prejubilaciones (sobre todo de la banca) saltan a la palestra con grandes cantidades pero su incidencia -según sindicatos y expertos consultados- no explica la sangría actual del sistema.

Las pensiones -asunto recurrente entre políticos que deben pasar por las urnas y preocupante para el común de los mortales- mantienen su escalada en parámetros como el número de beneficiarios y gasto global pero también si se desciende a la 'paga' que cada jubilado se lleva al bolsillo. Y aunque ahora su futuro se tambalea, si echamos la vista atrás la estadística revela que, al menos en cuanto a los grandes números, la historia de este tren ha funcionado.

Hoy en día, de cada diez riojanos que cobran una pensión, 6,5 lo hacen como jubilados laborales. Estas prestaciones han crecido el 20,5% en diez años al pasar de 36.313 a 43.780 en el 2015 (por comparar, el conjunto de todas las pensiones del sistema se ha apuntado un 14,4%). Y no solo eso, también su cuantía media: la retribución al jubilado en el último decenio se ha incrementado el 66%, desde 637,57 a 960,01 euros en el 2015. Si tomamos la 'nómina media' del sistema (incluyendo incapacidad, jubilación, orfandad, viudedad...) el índice ha crecido el 67% (de 580,42 a 857,59 euros). Estos son los números puros; otro asunto es que puedan soportar la pérdida de poder adquisitivo en la trayectoria de la economía.

Acotando más este capítulo de emolumentos, si el listón lo ponemos en un 'salario' de 1.500 euros al mes, veremos que esto es lo que perciben 6.798 riojanos y en este supuesto se encuentra el 15,5% del colectivo de jubilados regionales. Si el campo se restringe aún más resulta que hay 988 riojanos (el 2,2% del global en esta categoría) que disfrutan de la pensión máxima (2.567,28 euros). Supone cuatro veces más que una década atrás cuando el 'tope' era cobrado por 234 trabajadores ya retirados (el 0,6% del total de jubilados).

Longevidad

La estadística oficial (siempre en el apartado de jubilaciones) permite dar un paso más, descender a los grupos de edad y observar alguna que otra curiosidad como la longevidad actual de la sociedad. Por ejemplo: en el 2005 se pagaban 3.855 'salarios' a pasivos laborales de 85 años y más. En el 2015 la cifra subió a 6.370. Es decir, un incremento del 65% en el periodo de diez años. En el conjunto de las pensiones de jubilación el tramo de edad más mayor supone el 14,5%.

El futuro del sistema puede intuirse a partir de un par de datos: el número de pensiones que se generan al año respecto a las que desaparecen y, en segundo lugar, la 'nomina' total que la Seguridad Social paga y que no para de crecer. Respecto al primer asunto, en el 2005 se dieron de baja 1.764 jubilados al año al tiempo que se generaron 2.249 de estas pensiones. Dos lustros más tarde, se cayeron de la estadística 2.155 pensiones mientras que entraron a cobrar 2.206.

La segunda 'pata' se refiere a la 'factura' total, en continuo aumento. Si en el 2005 el desembolso sumó 327,9 millones de euros, esta cantidad escaló hasta los 587,2 millones del 2015. Entre uno y otro periodo hay un aumento del 79%, atribuible, entre otras razones, a que cada vez más las prestaciones son de mayor cuantía.

Que el sistema es insostenible cuando lleguen a la jubilación en el 2020 los hijos del 'baby boom' es ya casi indiscutible porque para entonces la población trabajadora será escasa, sus cotizaciones, sus salarios... Desde UGT, Fernando Domínguez (UJP) apuesta por detraer un porcentaje de los beneficios de las empresas para este fin mientras que CCOO pide afrontarlo desde el pacto de Toledo y la caja de reserva y reclama mejorar los ingresos durante un tiempo determinado para poder responder al 'baby boom' coyuntural.