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Pilar Hidalgo
Viernes, 20 de mayo 2016, 10:29
A Cruz Garrido siempre le han gustado las muñecas porque le traen recuerdos de la infancia. De pequeñita no había foto en la que no saliera sin su Caperucita. Toda la vida las he cuidado muy bien porque verlas me hace feliz, confiesa. Así que ... siempre ha pedido que los Reyes Magos le traigan una nueva y también fue una muñeca el primer regalo que le hizo su hoy marido cuando se conocieron.
Cruz acaricia un sueño: crear una casa de muñecas en su pueblo, Villarroya. Por ahora no ha podido satisfacer su ilusión, pero se está encaminando hacia ella. Hace unos días expuso por primera vez el medio centenar de muñecas que tiene, casi todas fruto de un obsequio, durante la Semana Cultural de Entrena. La muestra resultó un éxito porque, además de bonita, todos los detalles estaban cuidados con infinito mimo.
La exposición giraba en torno a un poema escrito por la propia Cruz. Y esas palabras se convierten en los colores del arco iris, que cada uno de ellos viste de alegría las ropas de un determinado grupo de muñecas. Me transmiten algo, declara.
A raíz de la muestra en Entrena, a Cruz le gustaría exponer en más sitios e ir mejorando. Trabaja ya en la idea de dejar constancia de su buen gusto en otra exposición durante las fiestas de San Juan de Villarroya. Y lo que vaya surgiendo. Paso a paso y muñeca a muñeca hasta hacerles una casita en su querida Villarroya.
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