De la UVI, a planta

José Ignacio Ceniceros acababa de intervenir desde el atril precisamente para responder a una pregunta de la portavoz socialista Concha Andreu, interesada en conocer la estrategia del Ejecutivo riojano para impedir un cierre que todavía se sigue antojando irreversible. Andreu ha reclamado a Ceniceros que no se rinda ante el desafío planteado por la multinacional tabaquera y Ceniceros le ha respondido garantizando que, en efecto, doblar la rodilla no figura entre sus planes. Unos minutos después, revuelo de escaño a escaño: Pedro Sanz sale disparado de su asiento en dirección a los pasillos del hemiciclo, Cuevas aparece raudo por la bancada socialista buscando a Andreu, quien dialoga en ese mismo momento en el vestíbulo de la Cámara con un representante de los trabajadores de Tabacalera que había acudido a la sesión plenaria, el propio Ceniceros se escapa de su sitio móvil en ristre y la consejera Leonor González Menorca sigue sus pasos, también pertrechada de teléfono.

Poco después, los periodistas congregados en el exconvento de La Merced conocen por boca del propio Ceniceros la buena nueva: la empresa anuncia que posterga sus planes y concede seis meses más de vida laboral a sus trabajadores riojanos. Una buena noticia que confirma el semblante risueño del presidente, quien apenas ofrece más información: corrobora que su Gobierno esperaba un anuncio de esta índole durante todo el día y que algo había insinuado, en efecto, durante su intervención a preguntas de Andreu: cuando le prometía que su Gobierno estaba embarcado en conseguir que la tabaquera, al menos, aceptara "retrasar su decisión", en realidad le estaba anticipando la declaración que se hacía oficial apenas unos minutos después.

A la salida del Parlamento, el representante de la plantilla, camiseta blanca en ristre para oponerse al cierre de Altadis, corroboraba a preguntas de la prensa que los trabajadores disponían de medio año más para batallar contra el adiós de la multinacional. Medio año más para convencer a la dirección de Altadis de que la planta riojana es viable y tiene futuro. Mientras enseñaba el mensaje de guasap donde sus compañeros negociadores alertaban de la noticia tras concluir la reunión en la sede central de Madrid, el trabajador también sonreía. Sonreía y se encogía de hombros, mitad satisfecho, mitad atribulado ante el incierto porvenir que se avecina. Sabe que la factoría de El Sequero acaba de salir de la UVI pero no ignora que todavía deberá empeñarse la plantilla entera en ganar la batalla final: la de recuperar la buena salud perdida.