Un año en doce portadas

Así que recordaremos el 2015 porque, como suele, amaneció en enero en nuestra portada con el rostro del primer bebé del año: Daniela, una pequeña de Villamediana. Un derroche de ilusión que tiene su envés con otro nombre propio: Mónica, una logroñesa que captó nuestra atención en el frío y lluvioso febrero como protagonista de un silencioso drama, el de quienes se ven azotados por la recesión que les deja casi sin nada. Sólo queda a salvo su dignidad, que mereció por lo tanto honores de primera página. Y en marzo, mes de inauguraciones por La Rioja, brotó de nuevo la cara de la esperanza, adoptando la forma de los nuevos tiempos: la profunda sonrisa que lucen Tomás y Burgo, una pareja de Alfaro que vio hacerse realidad su sueño, dos bebés concebidos en California gracias al sistema del vientre de alquiler.

Éxitos deportivos, historias de superación y escándalos tan mayúsculos poblaron también el año que dejamos, con aldabonazo en abril: cuando un funcionario ayudó (mano sobre la cabeza) al extodopoderoso Rodrigo Rato a penetrar en el coche donde alcanzó su nueva condición de sospechoso múltiple, encarnando la larga noche de la corrupción en su estatus de antiguo mandatario de Bankia. Un triste trayectoria que algo tiene que ver con la portada elegida para resumir el mes de mayo: la del día 26, cuando se conocieron los resultados electorales de las autonómicas y locales. Cuando las urnas hablaron y pronunciaron las palabras mágicas: pacto, diálogo, consenso Que en el caso de La Rioja se plasmaron unos días después: junio del 2015 pasará a la historia como el mes en que Pedro Sanz puso fin a sus veinte años al frente del Gobierno de La Rioja, incapaz de administrar la mayoría relativa que le adjudicaron los riojanos. Un adiós materializado en la portada del día 17: de espaldas, asomado a un futuro incierto.

La despedida a Sanz llevaba incorporada la novedad de su sustituto: José Ignacio Ceniceros, luego de una larga serie de carambolas, fue proclamado presidente del Gobierno de La Rioja una mañana de julio. Aquel sábado, día 11, tomó posesión en el Palacete rodeado de su Consejo de Gobierno, con la promesa de incluir en su gestión una mirada más transparente y aperturista, el tipo de Presidencia que los riojanos habían votado en mayo.

Y llegó agosto, con sus calores, sus fiestas populares, sus topicazos. Cuando concluía, Diego Urdiales protagonizó una gesta en la plaza de toros de Bilbao que dejó como recuerdo no sólo su éxito, sino una de esas imágenes que desatan las hipérboles en las redacciones. Mito, leyenda, épica Al fondo, un hombre que llora. Y de lágrimas algo sabrán este año por San Asensio, municipio masacrado por un pedrisco cruel que deparó cosechas arruinadas, inundaciones en el caserío, muecas de dolor allá en septiembre, preludio de un octubre también intenso que dejó en nuestra portada un rayo de luz: el que arrojaron las tres mujeres protagonistas de la primera página del día 18. María José, Flor y Maribel, ejemplo de valentía, que pusieron buena cara a las malas noticias.

Agonizaba el año cuando Diario LA RIOJA lanzó una reivindicación resumida en nuestra portada del día 8 de noviembre: una imagen de la estación de Logroño, estación de tren sin casi trenes. La necesidad de mejorar nuestro endémico déficit en infraestructuras movilizó a este periódico para reclamar que los enlaces por tren merezcan el trato propio del siglo en que vivimos. Páginas y páginas removiendo conciencias que desembocaron en diciembre, cuando de nuevo la política dominó la actualidad: elecciones generales del 20D, merecedoras del mismo tipo de palabras (pacto, diálogo, consenso) que recogieron las de mayo. Un tiempo nuevo para un país que abandona el año sin saber muy bien hacia dónde se dirige.

Así que como decían los folletines antiguos: continuará.