La dietista Paula Fernández Giménez en su consulta.

Planificación, atracón y digestión

La dietista Paula Fernández Giménez da unos consejos para alimentarnos con sensatez durante las Navidades

Miguel Martínez Nafarrate

Lunes, 21 de diciembre 2015, 10:30

Pero Dios mío, qué he hecho... No quiero subirme al peso... Pero si este pantalón me quedaba holgado y el botón no me cierra... Y mientras tanto, la mente hace un retoceso de uno mismo y trata de olvidarse de esa foto con los niños ... de casa con las comisuras de los labios endulzadas por los polvorones y los carrillos encarnados por el vinito, de todos los colores, que está haciendo la última fermentación, la 'remordiláctica' en el fondo de nuestro organismo.

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Un menú (sin pecado) de Año Nuevo

  • UNA PROPUESTA

  • -Primeros alcachofas o cremas de espárragos o puerros.

  • -Ensaladas agrega nueces, aguacate y piña.

  • -Sopas frescas gazpacho, salmorejo, ajoblanco o una 'vichyssoise'.

  • -Principales Pescados y carnes a la plancha o al horno, cualquiera de las dos vale y como ya hemos abusado de las salsas, acompáñalos con unas verduras, champiñones o un revuelto de hongos .

  • -Postres Las frutas son la base. Brochetas elaboradas con las frutas peladas y frescas, tartaletas de frutas y controlando el azúcar.

  • -Recicla aprovecha el turrón de chocolate para fundirlo y bañar las frutas y tritura los frutos secos para agregar a un yogur, por ejemplo o elabora helados caseros.

La dietista Paula Fernández Giménez, de Nutrium, ofrece unos consejos para que la Navidad no se convierta en un regalo de kilos añadidos en el cofre de la cintura o, al menos, que podamos desinflar con más o menos velocidad el orden normal del día a día.

La propuesta de Fernández Giménez se articula en tres apartados: el 'pre', el 'durante' y el 'post' para que cinco comidas potentes en las fiestas, más las cenitas de colegueo que caigan, no se conviertan en una tortura para el organismo.

La compra

Vamos con la previa. Ya sabemos la que se nos viene encima. No hagamos de ello un preámbulo demasiado largo con vistas a lo que ya sabemos y anticipamos. Nos vamos a poner morados y los excesos lógicos lo son tanto por la tradición como por el hecho de encontrarnos ante una mesa en la que se presenta todo aquello que nos apetece.

Las mujeres, que son el alma y el pegamento de las cenas, saben lo que nos gusta y cómo complacer a la parroquia. Madres, abuelas, mujeres, hermanas, cuñadas... (que no se enfaden cocinillas del sexo masculino) tienen todo pensado y dan con la tecla del éxito. Rico y abundante.

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¿Cómo debemos afrontar el tiempo previo a las Navidades? Pues Fernández Giménez nos da unas pautas. Que las personas que tienen hábitos normales y lógicos, si se dan un atracón no pasa nada porque vuelven a estabilizar sus conductas cuando toca volver al orden. Las familias que tienen un correcto peso corporal son los que menos abusan, pero ya puestos...

Paula Fernández aconseja que en los días previos a los banquetes, se apuren las verduras y las frutas, los cereales integrales y las legumbres... productos que ayuden a mantener la línea, la regularidad intestinal y a no sentirnos hinchados.

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Olvidar el coche es un acto tan solidario con el calentamiento global como con la propia salud. Beber muchos líquidos, pero no sólo agua, sino zumos, caldos e infusiones que nos ayuden a estar hidratados.

Pero en esta fase previa hay una palabra que Paula Fernández subraya con énfasis: «Planificación».

¿Qué y cuánto vamos a comprar? Son preguntas que no debemos pasar por alto·, explica. Sentirse bien empieza en la compra, destaca. Los supermercados no cierran, no se acaba el mundo, relata.

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Este es otro debate que enlaza con el impacto publicitario desde mucho tiempo antes de que en las casas se monte el belén o el árbol. Desde finales de noviembre se busca atraer al cliente a la compra y se da mucha caña con la Navidad. Eso interesa desde el punto de vista comercial. Si nos venden turrón el 30 de noviembre, el año que viene nos lo querrán vender el día 20, explica. Es el consumismo en su forma más dura. Por tanto, planifica, pero no sólo la cena del 24 o la comida del 25, piensa en la comida del 23, la del 26... No derrochemos comida porque así será más fácil cuidarse, comenta.

Qué rico está todo

Bien, ya estamos sentados a la mesa. Los platos y las copas más chulas de casa salen de su letargo anual y nos presentan las comida de la forma más bonita. Llevamos tiempo sin vernos y hay una alegría especial muy estimulante para charlar, comer y beber. Ojo con las dos últimas.

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Ya que ha sido imposible reconducir la cena por el camino de la ortodoxia, al menos hay unas pautas para ser prudentes. Come despacio, saborea todo y come lo que te guste, explica sin contemplaciones la dietista, pero (tenía que haber un pero) no te despistes, agrega. Con ello quiere explicarnos que muchas veces una conversación animada nos lleva a no ser conscientes de todo lo que comemos. Sírvete las raciones en el plato y así controlas todo lo que comes, declara Fernández Giménez.

Ah, y las bandejas de dulces, una vez que ya se ha acabado el orden lógico de la comida, mejor que desaparezcan de la mesa, de lo contrario acabaremos contando los envoltorios y nos llevaremos las manos a la cabeza, agrega.

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Lo recomendable sería comenzar con ensaladas. Escarolas, endibias, espárragos, puerros, apio... Ayudan a depurar hígado y riñón. Moderación con el alcohol. Fernández Giménez no es partidaria de poner bebidas carbónicas por el doble motivo del gas y del azúcar. Quien tenga costumbre, que opte por bebidas 'light'. Respetemos los horarios habituales de la cena porque luego es el momento del descanso y del sueño. Las calefacciones están fuertes estos días y contribuyen a la deshidratación (como el alcohol) por eso que no falte el agua en la mesa, insiste. Nos ayudará a no tener exceso de sed que las comidas no abusen de la grasa y de la sal. Un remedio son las ensaladas con cítricos que aportan agua, aconseja la especialista.

Hemos sido malos

Lo hemos intentado todo, pero ha sido imposible resistirnos a los encantos de un asado extraordinario y a la extensa golmajería. Hemos acabado con el roscón de Reyes y nos ha tocado la corona. Otra foto para la posteridad. Es siete de enero y... ¿y qué? Lo único que ha mejorado es nuestro perímetro. Y mira que teníamos todo aprendido de memoria. Y es que en el fondo ya sabemos qué hay que hacer, es como si viniera en el ADN, igual que el miedo a las fieras.

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Hemos pecado. Guardad el alcohol sobrante. Lo ideal es que se hayan terminado los dulces, comenta para volver nuevamente a la normalidad.

Verduras, ensaladas, frutas como naranja, mandarina, piña, kiwi, pera, manzana... todas ellas nos van a ayudar a regular el tránsito, son antioxidantes y aportan agua y pocas calorías.

El estómago ha hecho esfuerzos y ahora reclama el muy tirano. Distribuye las comidas para no sentarte y darte atracones, almuerza, merienda, dosifica en cinco o seis comidas espaciadas para no cargar todo de golpe y bebe mucha agua. Ahora Paula Fernández introduce una nueva variable. El ejercicio.

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Si no tenías el hábito del deporte no seas salvaje y quieras quitarte de encima en una semana lo que has ganado en tres. La pérdida de peso es una cuestión de paciencia y cabeza. Procura hacer ejercicio cardiosaludable como los paseos, la bici estática, el baile, el esquí y, si nos da por ir al gimnasio, con un experto al lado que nos aconseje porque también debe ser un trabajo progresivo. No vale hacer burradas, aconseja.

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