Un paso con demasiadas barreras

La Rioja no ha ocultado jamás su aspiración por el AVE. Todavía era el siglo pasado, el 30 de abril de 1999, cuando el entonces presidente riojano, Pedro Sanz, junto a sus homólogos vasco, gallego, asturiano, cántabro y castellano-leonés y los de la región norte de Portugal y de la gala Aquitania suscribían en Burgos un documento conjunto en defensa del eje ferroviario atlántico de alta velocidad. Al final, nada.

Un año después, el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, anunciaba el 29 de junio del año 2000 que La Rioja había sido incluida en las líneas ferroviarias de alta velocidad del Plan Nacional de Infraestructuras 2000-2010, para construir una línea superpuesta a la existente entre Zaragoza y Logroño. Al anuncio se le colgó incluso la partida consignada: 234 millones de euros y fecha de llegada, el 2007. Al final, nada.

El triunfo electoral del socialista José Luis Rodríguez Zapatero llevó al sillón de Fomento a Magdalena Álvarez. La nueva ministra limpió el escritorio y situó sobre él nuevas promesas y un nuevo eje ferroviario País Vasco-Valencia, el Cantábrico-Mediterráneo, con paso del AVE por Logroño, Zaragoza y Teruel. «La nueva propuesta supera la miopía del PP», se ufanó el entonces secretario general del PSOE de La Rioja, Francisco Martínez Aldama. Efectivamente, el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT) 2005-2020 aprobado en julio del 2005 incluía la creación dicho «corredor ferroviario de altas prestaciones» y la ministra garantizaba que «la alta velocidad llegará a La Rioja en el plazo previsto». Sin embargo, en los años siguientes, mientras Navarra agilizaba y licitaba su corredor, la única novedad riojana residió en que el eje Logroño-Castejón obtuvo la autorización ambiental. Mientras, el de Logroño-Miranda de Ebro dormía el sueño de los justos. Al final, nada.

Obras desde el 2013

En abril del 2009 Fomento estrena inquilino, José Blanco, quien saca de su cartera más compromisos. En agosto se aprueba el estudio informativo del tramo Logroño-Castejón y el ministro, además de anunciar que La Rioja quedará conectada con Valencia en menos de tres horas, asegura que ese mismo año los 750 kilómetros del eje ferroviario del Ebro que conectará el Cantábrico con el Mediterráneo estarán en obras o en estudio. En septiembre del 2010 Fomento adjudica la redacción de los proyectos de los cuatro tramos del eje Castejón-Logroño y del estudio informativo del de Logroño-Miranda, obras que comenzarían, respectivamente, en el 2013 y 2016. Al final, nada, porque un año después, en octubre del 2011, Fomento opta por dar prioridad al eje del Ebro por Navarra y excluye de su propuesta a Bruselas y, por tanto, de las inversiones de la UE, a los tramos riojanos.

En las navidades del 2011, el Ministerio recibe a la popular Ana Pastor, quien también es rotunda en favor de La Rioja: «Aunque el eje riojano no logre fondos europeos, el Estado lo hará y lo pagará». Al final, nada.

A día de hoy, el tramo de La Rioja, que desde junio del 2013, está incluido en la red secundaria con financiación europea a través del reglamento 'Conectar Europa', sólo cuenta con una partida de 400.000 euros en los presupuestos de Fomento para el 2016, unas cuentas que reservan 36,3 millones para el eje navarro. Pero estamos en vísperas de elecciones y las promesas volverán a recorrer las vías a alta velocidad.