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Roberto G. Lastra
Domingo, 18 de octubre 2015, 18:22
Un invierno de menor crudeza gracias, precisamente, al crudo. El descenso imparable desde hace meses en la cotización del petróleo ha arrastrado en su caída al precio de todos los combustibles derivados, con especial incidencia en los de calefacción, el denominado gasóleo C, que acumula en los últimos doce meses una bajada del 25,4%, pese a todo muy inferior a la registrada en el barril de Brent, que sumaba el viernes pasado ya un desplome del 41,8%, porque cerró a 52,610 dólares, 37,8 menos que el 9 de octubre del 2014.
En vísperas del desembarco del frío en La Rioja, los riojanos afrontan el invierno con las buenas noticias económicas que ascienden desde su sala de calderas, ya que ese descenso del precio en el gasóleo se traduce en un ahorro de más de 6.200 euros para cada comunidad de vecinos media (unas 50 viviendas) en la compra de los casi 30.000 litros que consumen por ejercicio.
«Sí el descenso ha sido muy fuerte, casi hablaríamos del 50% en los últimos 16 meses, que fue la punta máxima», asegura Alberto Huidobro, presidente del Colegio Oficial de Administradores de Fincas de La Rioja. Confiado en que «los precios se van a mantener durante este invierno, aunque el temor es que a partir de febrero o marzo vuelvan a subir», Huidobro explica que «las comunidades de vecinos no dejan de llenar los depósitos, pero es ahora, desde finales de agosto hasta primeros de octubre, cuando se compra más para la temporada de frío».
La misma esperanza mantiene José María López-Araquistain, presidente de la Asociación de Distribuidores de Gasóleo de La Rioja-FER, quien apuesta «por la estabilidad en los precios e incluso alguna rebaja más a lo largo de los próximos meses».
Tras defender que «el combustible más barato que hay hoy en día es el gasóleo», López-Araquistain confirma que «la razón principal de la bajada de los precios está en la reducción del coste del petróleo, como ocurre con todos los combustibles».
Sin embargo, aclara que «en el caso de los de automoción entre el 75 y el 80% de su precio son impuestos, que no descienden, por lo que no baja el precio de la gasolina o del gasóleo A en la proporción en la que cae el del petróleo». «En el caso de los gasóleos agrícolas y de calefacción la bonificación va al 50%, con lo que ahí sí se nota más la variación del precio del petróleo», explica.
Pese a todo, López-Araquistain advierte de que «tampoco hay una relación totalmente directa entre el precio del barril de petróleo con el del producto terminado, ya que hay un doble mercado: por una parte, el del crudo, en el que todos los días sube o baja su precio; y por otra, el del producto refinado, donde su precio depende del producto almacenado que tengan las refinerías, la demanda que haya, la época del año en el que estemos....».
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