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Una escolapia feliz

Una escolapia feliz

Alumnos, compañeros y religiosas homenajean a Carmen Davoise, sor Celina, por sus 50 años en Logroño

efe

Domingo, 4 de octubre 2015, 10:28

La madre Celina ha sido "una escolapia feliz en Logroño" durante el medio siglo que ha pasado en la capital riojana. Cinco decadas en las que ha formado a varias generaciones de alumnos de Escolapias, Escolapios, Agustinas y COU Valvanera con sus clases de Biología... y su guitarra.

Carmen Davoise, madre Celina (Zaragoza, 1930), congregó este sábado a cientos de ex-alumnos en el homenaje que recibido por parte de sus exalumnos, actuales docentes del colegio logroñés de las Escolapias del Sotillo, la comunidad religiosa a la que pertenece y sus familiares.

Entre las intervenciones, su sobrino Quique Davoise, en nombre de la familia, agradecía el homenaje, en el que han participado, muy emocionados, los dos hermanos de madre Celina, Elena y Enrique, quien cumple hoy 87 años, así como su cuñada Conchi, y algunos de sus seis sobrinos y cónyuges y ocho sobrino nietos.

"Habéis sido todas, las madres Escolapias, sus alumnas y alumnos de varias generaciones, los que habéis hecho de la madre Celina una escolapia feliz en Logroño", desde donde se trasladará en las próximas semanas a Zaragoza para empezar una nueva etapa.

La homenajeada, muy emocionada, explicaba que ha dedicado toda su vida a la enseñanza y sus alumnas, que "se han convertido en amigas con el paso del tiempo", han sido muy sensibles a sus enseñanzas y a su entusiasmo por la música y por el laboratorio, que aún echa de menos en algunos momentos.

"He entregado mi vida a Dios y a la educación con mucho entusiasmo y a la pastoral parroquial a través de la música, con la que aún colaboro", ha añadido madre Celina, quien ha insistido en que es "muy escolapia" y ha tratado de poner en práctica el lema de la fundadora de esta orden, madre Paula Montal: "quiero salvar las familias educando a las niñas en el santo temor de Dios"

"Corazón abiert"

Durante el acto, ha dado las gracias a Dios, a su familia, a la Escuela Pía, que ha potenciado su crecimiento como mujer creyente y religiosa escolapia; a muchas escolapias que han compartido con el estos años y a sus exalumnos.

"Sonrisa dulce, corazón abierto, efectivamente, has estado abierta a toda innovación, sea pedagógica o tecnológica, 'humilde flor fragante de bondad', como dijo el poeta, 'en el buen sentido de la palabra buena'", así se ha dirigido a madre Celina Margarita Huguet, en nombre de los exprofesores de las Escolapias, y ha destacado su sonrisa, que "siempre fue espejo limpio y fiel de una alma de virtud".

Cristina Cristóbal, quien ha representado a las exalumnas, ha asegurado que madre Celina es "la historia vivida en nuestro querido colegio", en el que "tu dedicación a todas nosotras no tenía reservas porque nos transmitías todo el amor que llevabas dentro" y, "con el paso de años y años, aún eres capaz de reconocernos".

La cercanía, la generosidad y la capacidad de despertar en los profesores el interés por transmitir a los alumnos el amor por la naturaleza y por Dios es uno de los aspectos que ha resaltado de la homenajeada Julia Velasco, miembro de la comunidad educativa de las Escolapias de la capital riojana.

Los padres de los exalumnos, a través de Ángela Eguilaz, han agradecido a madre Celina el que les haya acompañado en la formación de sus hijos en valores humanos y cristianos.

La superiora del colegio logroñés de las Escolapias del Sotillo, Isabel Fuertes, ha subrayado que madre Celina "ha irradiado sociabilidad, cariño y cercanía" y ha recordado los años "inolvidables" que ha pasado en Logroño y su tarea de "construir un mundo mejor a través de la misión educadora escolapia".

Las intervenciones se han realizado durante la homilía de la Eucaristía, en la que ha intervenido un coro de exalumnas, lideradas por Conchita Ochoa, y que han oficiado varios sacerdotes, como el escolapio Jesús Jorcano, otra institución en el colegio que los Escolapios tienen en la capital riojana.

Desde 1965-66

Los asistentes, que han hecho pequeña la capilla del colegio, han destacado también de madre Celina su cultura, su emprendimiento, su amistad, su disponibilidad permanente y su trabajo docente, como ha relatado una de las promotoras del homenaje, Marián Aguilar.

El curso 1965-1966 fue en el que se estrenó impartiendo clase en Logroño madre Celina, como han recordado algunas de sus primeras alumnas, quien han señalado cómo la religiosa les contaba su paso durante trece años por las misiones que las Escolapias tienen en Argentina, donde estudió la carrera universitaria de Biología, que luego tuvo que convalidar en España.

Prometió sus votos permanentes como religiosa hace más de sesenta años y se convirtió en maestra con 16 años y, desde entonces, se ha desvivido por sus alumnas, muchas de las cuales han rememorado hoy cuando acudían con madre Celina al laboratorio para diseccionar ranas, cigalas y conocer las amebas, las células y las plantas.

Todo ello junto a los ensayos para las canciones de misa, junto a su inseparable guitarra y las canciones de madre Paula Montal y san José de Calasanz, fundador de los Escolapios.

Madre Celina, además, ha recibido numerosas cartas que exalumnas, alumnos, profesores, excompañeras, religiosas de su orden y familiares le han entregado con sus recuerdos y buenos deseos para su nuevo futuro en Zaragoza.

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