sergio jiménez
Lunes, 21 de septiembre 2015, 12:02
Aquellos que se aventuran a realizar la Ruta de Gonzalo de Berceo disfrutan de algunos de los monumentos y paisajes naturales más espléndidos de Berceo y San Millán de la Cogolla. Con una extensión de alrededor de 7 kilómetros, este trayecto atraviesa ambos municipios ... e incluye paradas como el Monasterio de Yuso y de Suso. Al poco de empezar a recorrerla, cerca de la salida de San Millán de la Cogolla, el horizonte brinda una vista verde formada por montes y árboles entre los que se avista el municipio de Estollo.
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Pero hay un elemento que trunca la armonía de este paisaje: un tejado, abierto por un boquete, cuyos intentos por taparlo saltan a la vista: varias tuberías descolocadas sostienen, sin éxito, una lona azul. Al acercarse a la pequeña construcción se comprueba que los daños son generalizados, las paredes se resquebrajan por grietas que las atraviesan en vertical, y, aunque la puerta permanece cerrada a los curiosos, las ventanas desvelan un interior en ruinas, lleno de escombros y suciedad. Tan solo aquellos que alcen la vista buscando algún indicio de qué puede ser esta pequeña construcción, descubrirán, por una placa de cerámica casi deshecha, que están ante un edificio histórico: la Ermita de Santa Potamia.
Viendo el estado que presenta, cabe pensar que hicieron bien en trasladarse los resto de Santa Potamia de este santuario al Monasterio de Yuso en 1573. El tiempo no ha tenido clemencia con la que fue la residencia de la discípula de San Millán hasta su muerte. Resulta fácil adivinar sus efectos de un simple vistazo a su techo, sus paredes y su interior. «Es desconcertante ver el estado en el que se encuentra hoy la ermita», señala Miguel Ibáñez, profesor en la Facultad de Traducción e Interpretación de la Unversidad de Valladolid y experto en San Millán.
Su estructura arquitectónica, ahora marcada por profundas grietas y envuelta por cuerdas que intentan mantener fijo el toldo que cubre su tejado, no parece tener mucha importancia: «A falta de un estudio arquitectónico, en principio el edificio no tiene gran interés constructivo», afirma Ibáñez.
Sin embargo, su pasado le dota de gran relevancia histórica: «Forma parte de la historia de San Millán y de sus monasterios», explica el experto, que señala la importancia de que se restaure: «Entiendo que debe actuarse con urgencia sobre la ermita para conservarla y conservar esos testimonios tan importantes para el valle de San Millán».
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La decadencia del edificio es conocida por el Ayuntamiento del municipio. De hecho, son los propios vecinos del pueblo los que han colocado el toldo con el fin de proteger su interior de la lluvia, operación que tendrán que repetir. La alcaldesa, Raquel Fernández, explica que están en trámites para llegar a un acuerdo con la Consejería de Desarrollo Económica e Innovación, que incluye la Dirección General de Cultura, para poder llevar a cabo la restauración, imposible de sufragar para San Millán de la Cogolla. «Lo que queremos es no limitarnos a la ermita, sino adecentar todo el entorno», explica Fernández.
El año que viene la Consejería volverá a convocar subvenciones destinadas a entidades locales para la restauración de ermitas, retablos, y demás elementos singulares. Una ayuda que la anterior alcaldía no solicitó. Fernández afirma que «lo consideraremos, pero si yo consigo antes del año que viene lo que sea para restaurarla no espero a la subvención; cuanto antes, mejor».
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