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Marcelino Izquierdo
Miércoles, 17 de junio 2015, 14:05
«Que veinte años no es nada», sostiene el tango 'Volver', inmortalizado por el gran Carlos Gardel. Es el tiempo que Pedro Sanz Alonso ha permanecido al frente del Gobierno de La Rioja desde que conquistara la mayoría absoluta en las elecciones autonómicas del 28 ... de mayo de 1995. Entonces contaba con 41 años.
Bajo la Presidencia de Joaquín Espert, Sanz ocupó en 1989 su primer cargo en el Ejecutivo regional como director general de Bienestar Social. Fue, sin embargo, una etapa de apenas unos meses, pues una moción de censura encabezada por el socialista José Ignacio Pérez, en coalición con el entonces Partido Riojano Progresista, lo dejó en la oposición.
Al año siguiente, Sanz pasó a ocupar la Secretaría General del Partido Popular de La Rioja, puesto que mantuvo hasta 1993, año en que pasó a ser presidente regional del PP.
La sorpresa saltó en los comicios del 28 de mayo de 1995 cuando, al frente de la lista popular, Pedro Sanz alcanzó su primera mayoría absoluta con 17 parlamentarios y el 49,44 por ciento de los votos, quince puntos más que la candidatura del PSOE. En ese momento comenzó la hegemonía de la formación conservadora en la Comunidad Autónoma de La Rioja con un líder que hasta ayer parecía incombustible.
Sanz volvió a ser refrendado por los votantes cuatro años después, en los comicios del 13 de junio de 1999, y repitió posteriormente el 25 de mayo del 2003, el 27 de mayo del 2007 y el 22 de mayo del 2011. En las cinco convocatorias electorales, el PP repitió su mayoría absoluta.
Techo electoral en el 2011
Respaldado por la mayor parte de su partido y de su militancia, Pedro Sanz tocó techo electoral en el 2011 con la obtención de 20 de los 33 diputados autonómicos. Con estos resultados, y un control omnímodo tanto del aparato político como de la estructura social de La Rioja, nadie se ha atrevido en todo este tiempo, por lo menos en público, a cuestionar su liderazgo.
Aunque cohabitó durante unos meses con Felipe González en La Moncloa, la victoria nacional de su partido, que catapultó al Gobierno de España a José María Aznar, permitió al líder riojano gozar de una legislatura tranquila en la que alcanzó uno de los hitos de los que él, personalmente, está más orgulloso: la declaración del monasterio de San Millán de la Cogolla como Patrimonio de la Humanidad.
A raíz del espaldarazo dado por la Unesco, el Ejecutivo autonómico se volcó con la cuna del castellano como piedra angular de un programa a medio camino entre la cultura y el turismo. De hecho, la posterior puesta en marcha de la Fundación San Millán, con el inestimable apoyo del entonces Príncipe Felipe y, después, de doña Letizia Ortiz, ha colocado al monasterio emilianense en el centro estratégico de la cultura que gira en torno al idioma español.
Transferencias
Durante sus cinco legislaturas, el presidente Sanz ha sido protagonista del desarrollo autonómico de La Rioja y de su mayoría de edad como comunidad, olvidada ya su etapa provincial. Bajo su mandato, el Gobierno regional asumió las competencias más importantes, según señala la Constitución, transferidas desde el Ejecutivo central: Educación, Sanidad y Justicia.
Desde el primer momento, Pedro Sanz se implicó en el Comité de las Regiones de la Unión Europea y, también, en la Asamblea de Regiones Europeas Vitivinícolas (AREV), de la que fue designado presidente el 8 de septiembre del 2001. Además de visitar todos y cada una de las ciudades y los pueblos riojanos, el mandatario popular se embarcó en numerosos viajes internacionales que, sobre todo, tuvieron por objetivo las relaciones comerciales. América del Norte y del Sur, Asia, el norte de África y diversos países europeos han sido destinos del presidente autonómico.
Aeropuerto de Agoncillo
En colaboración con la Administración del Estado, Pedro Sanz trató de impulsar las infraestructuras en la geografía autonómica, si bien su logro más palpable es el aeropuerto de Agoncillo, puesto que en las obras del soterramiento del ferrocarril a su paso por Logroño debe compartir protagonismo con el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero y el mandato de Tomás Santos como alcalde de la capital durante una legislatura.
Lo que sí parece evidente es que tanto su gestión como su persona no dejan indiferente a nadie. Su talante presidencialista y controlador le ha creado un halo autoritario que él mismo reconoce, si bien días atrás se defendía: «La gente que no te conoce de tú a tú, a veces se deja llevar por una imagen equivocada».
Pedro Sanz se va pero no se marcha -ocupará el escaño de senador autonómico en la Cámara Alta- y, al igual que Aznar, deja nombrado a dedo a su sucesor y, en teoría, todo atado y bien atado.
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