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María Félez
Domingo, 3 de mayo 2015, 14:24
Si algún día a Elena y Matilda les preguntasen como en el anuncio: «¿Si pudieras elegir a tu familia, nos elegirías?», la respuesta sería contundente. Y es que Elena y Matilda no tienen un papá y una mamá como la mayoría de los niños de ... su clase. Ellas tienen a mamá y mami o, lo que es lo mismo, a Covadonga y Montse. La primera, asturiana; la segunda, calagurritana. Las dos madres. Unas madres que, como el resto, luchan a diario porque sus hijas sean felices y que se enfrentan, como las demás, a los problemas de la vida cotidiana, a las prisas de la mañana para acudir a los centros escolares de las pequeñas, a compaginar la vida laboral y familiar, a ayudar con los deberes, reñir cuando se portan mal o disfrutar de esos pequeños momentos que sólo te permite la maternidad.
La historia de Montse y Covadonga empezó hace décadas. «Yo solía venir siempre a Calahorra porque tenía familia aquí y Montse estaba en la cuadrilla de mis primas, así que nuestra relación empezó como una relación de amistad», cuenta Covi.
Pasaron los años y ambas empezaron a darse cuenta de que algo más allá de la amistad surgía entre ellas. Fue allá por el año 2003. «Ni tú misma te lo esperas. Al principio quieres negarlo. A ti no te puede estar pasando esto, pero te das cuenta de que los sentimientos no se pueden esconder y al final decides que una tiene que ser honesta con lo que siente», explica Montse, que reconoce que le costó hacerse a la idea de que se estaba enamorando de una mujer.
Las familias aceptaron la situación. «Son familias muy clásicas pero entendieron perfectamente que estábamos hechas la una para la otra». Covi es psicóloga. «Mi madre me dijo que fuese a algún psicólogo a hablar del tema y yo me eché a reír». El apoyo, desde ese momento, fue incondicional. «Mi madre siempre dice que Dios sabe bien cómo hacer las cosas», dice Montse. Aunque tenían miedo en pensar que la sociedad les iba a cerrar muchas puertas, nunca ha sido así.
Por esas cosas que trae la vida, Covi tuvo que adoptar a Elena y lo que era una pareja, de repente se convirtió en una familia. Diferente sí, pero, al fin y al cabo, una familia.
«Fue Elena la que me hizo asimilar y normalizar una situación que para mí suponía una debilidad. Ella iba por la calle llamándome mami», reconoce Montse. Eso le derritió el corazón y le abrió la mente. «Hasta ese momento yo no entendía nada porque no me gustaban las mujeres pero me había enamorado de una».
Entonces tomaron una de las decisiones más bellas de su vida. Covi se sometió a un tratamiento y llegó Matilda. «Yo siempre lo había dicho, quería ser madre, me parece que es lo más bello que te puede pasar en la vida», dice esta ya casi calagurritana con acento asturiano.
Con ella llegaron los momentos más felices de la vida de esta pareja pero también el embrollo de la burocracia. «Cuando fuimos a registrar a Matilda no nos permitieron poner a Montse como segunda progenitora porque no estábamos casadas, podía poner a cualquier hombre sin necesidad de una prueba de paternidad pero no a Montse», explica Covi. Entonces llegó el papeleo y alguna que otra incomprensión.
Fue hace ahora dos años cuando decidieron dar el paso de casarse para evitar todos esos trámites que a cualquiera vuelven loco. «Fue un día muy especial, rodeados de nuestras familias y nuestros amigos», cuentan.
La normalidad reina en sus vidas. Ahora han decidido que sea Montse la que lleve en el vientre a su tercer hijo. Pronto nacerá el pequeño. El nombre está por decidir. Lo más probable es que sea Roberto, como el padre de Montse. «Fíjate si todo el mundo ha normalizado nuestra relación que las amigas nos preguntaron ¿pero habéis ido a por él o ha venido por sorpresa?», dicen entre carcajadas.
Montse, Covadonga, Elena, Matilda y el bebé que viene en camino son una familia tan distinta o tan parecida a todas las que nos podemos encontrar en un parque columpiando a sus pequeños. Con los mismos problemas, las mismas alegrías y las mismas preocupaciones. Son honestas, valientes, responsables, trabajadoras pero, sobre todo y ante todo, son madres. Por eso, hoy es su día.
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