Torroba, en las instalaciones del servicio de Farmacia del Hospital San Pedro. :: Justo rodríguez

«No seguir el tratamiento lleva a una peor calidad de vida»

Torroba recalca la trascendencia de seguir las pautas farmacéuticas y la coordinación entre los niveles asistenciales

E. SÁENZ

Sábado, 28 de marzo 2015, 21:06

Responsabilidad personal, control médico y avances farmacológicos. Con esos ingredientes se conforma el cóctel que facilita la adherencia a los tratamientos de miles de riojanos que, como destaca el jefe de servicio de Farmacia del Hospital San Pedro, define la frontera entre el bienestar o ... el agravamiento descontrolado de una enfermedad.

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- ¿Hay un exceso de polimedicación entre los paciente riojanos?

- No más que en otras comunidades. La estadística regional es pareja a la nacional teniendo en cuenta, además, que conforme se avanza en edad es lógico sumar patologías y aplicarles tratamiento.

- El uso de fármacos va paralelo por lo tanto a la evolución de la sociedad y el envejecimiento.

- Y al hecho de que las patologías se tratan ahora exhaustivamente. Se recurre a más medicamentos porque conocemos mejor las enfermedades y sabemos cómo controlarlas con más eficacia.

- ¿Condiciona la crisis una mayor o menor prescripción de fármacos, dado que es uno de los gastos más elevados del sistema?

- En La Rioja el costo no es el factor determinante en la medicación de un paciente necesita. En lo que sí se ha avanzado es en la simplificación. Las mejoras de la industria farmacéutica facilitan ahora que en una misma pastilla se puedan reunir diferentes principios activos para tratar diversas patologías, espacialmente en los enfermos crónicos. Con eso, las rutinas se hacen menos complejas y, sobre todo, supone una ayuda a la adherencia a tratamientos que, no hay que olvidarlo, incluyen también dietas o hábitos de vida saludable.

- ¿Son más pastillas recetadas sinónimo de mejor tratamiento?

- Depende. La clave está en la adecuación terapéutica. Si los medicamentos que toma el paciente son los que controlan su patología, todo está bien. El problema radica en que con el paso del tiempo y las transiciones asistenciales entre Atención Primaria y Especializada se tiende a perder una visión global y se hacen obligadas revisiones periódicas para certificar no sólo que el tratamiento es el correcto, sino que el usuario toma realmente la medicación que tiene asignada. En ese sentido, resulta básica la coordinación entre los diferentes especialistas y el médico de cabecera, que es quien ejerce como supervisor. Y, sobre todo, la historia clínica electrónica que permite conocer íntegramente cada paso que ha seguido el paciente.

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-¿Qué papel juega el paciente en el control de su enfermedad tomando las recetas indicadas?

- Es básico, y en esa dirección se encaminan las campañas informativas que estamos dirigiendo a pacientes y profesionales. Saltarse la prescripción médica supone que la enfermedad no está bien controlada y puede agravarse. Implica más recaídas, más consultas, más ingresos, más pruebas... Más consumo de recursos sin una mejora directa. No seguir el tratamiento lleva una peor calidad de vida.

- En ciertas personas de edad avanzada es difícil trasladarles esa responsabilidad personal.

- Existen múltiples fórmulas para superar esas trabas en el día a día. En primer lugar, la información. Un paciente que sabe cuál es su enfermedad, cómo evoluciona y qué efectos tienen las pastillas que toma es más consciente de su importancia. También existen herramientas cotidianas, desde pastilleros hasta aplicaciones de móviles que recuerdan esa obligación y facilitan el seguimiento.

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