M. J. GONZÁLEZ
Miércoles, 18 de marzo 2015, 09:25
«Nuestra vida ha sido trabajar, trabajar y trabajar...». José Bujanda (55 años), trabajador de Starglass desde hace 23 años, no puede continuar. Su voz se entrecorta, sus ojos se arrasan. Y eso que, se sincera con los periodistas de Diario LA RIOJA que estamos ... haciendo guardia en el cambio de turno de las dos de la tarde (a esa hora no hay ninguna noticia del Juzgado), «yo no sería de los que más problemas tendría: sin hipoteca, mi hijo trabaja en Dublín y la chavala está terminando Enfermería».
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Bujanda, con un polo con el logo de Rioglass (el nombre con el que se conocía a la firma hasta principios del 2011), vuelve a hacer un alto y baja la mirada. Toma aire y prosigue: «Siempre piensas que es difícil que cierran una empresa que tiene trabajo, pero este es el país en el que vivimos. Además es una situación que nosotros no hemos generado y esta empresa siempre ha dado buenos resultados».
Así que, «cuando de la noche a la mañana te dicen que tenemos semejante deuda no te lo puedes creer». «No quieres ver la realidad de que se acaba el plazo (para el convenio de acreedores) porque tenemos muchísimo trabajo; depende de secciones, pero hay hasta tres turnos», nos dice. «Somos artesanos del cristal y seguimos facturando a pesar de la crisis», concluye..
Junto a él se encuentra Amaya Robres. También lleva 23 años en la empresa, dos menos que su marido: « Ya te puedes imaginar el caos familiar que tendremos si esto se va al garete. No hay otro sustento en mi casa».
Robres se duele de «vivir los minutos como meses» a la espera de que los bancos firmen. «De las ocho horas que estás trabajando, siete hablas del tema. Menos mal que hay labor a punta pala, que hasta te ayuda a desconectar, pero en casa o cuando sales por el pueblo, todo el mundo te pregunta y la única respuesta que puedes darles es que no sabemos qué va a pasar». «Esto es la agonía total. Si van a sumarse no sé por qué esperan tanto, tanto y tanto para hacerlo, apurando y apurando», protesta.
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Amaya y su marido aún no han cumplido 50 años y se preguntan cuál será su futuro en caso de cierre: «Antes de la crisis podías emplearte enseguida, pero ahora...».
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