¡A casa, que hay deberes!

Salvo FAPA-Rioja, la comunidad educativa riojana dice 'sí' a los deberes, pero «de otra manera»

María José González

Sábado, 21 de marzo 2015, 20:38

A partir de media tarde suele ser la frase más común que de lunes a jueves se puede oír en casi 32.000 hogares riojanos: «¡Vaaamos!, que tienes muchos deberes que hacer».

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Maldita palabra piensan los hijos y no pocos padres. Hacer tareas escolares en ... casa es una controversia permanente, que alcanza más intensidad cuando se publican estudios como el de la OCDE, que sitúa a España en la cola de los resultados académicos (informe PISA), a pesar de ser uno de los países desarrollados en los que los alumnos dedican más horas de trabajo en casa diariamente. Sólo teniendo en cuenta la educación obligatoria, hablamos de 31.396 alumnos riojanos este curso: 19.361 de Primaria y 12.035 de Secundaria. Diario LA RIOJA ha 'regionalizado' este debate para pulsar la opinión de padres, profesores, pedagogos y Administración sobre una materia que no está regulada legalmente, sino que se deja al arbitrio de cada centro escolar y a la libertad de cátedra de los profesores sancionada por la Constitución. De hecho, no existe unanimidad entre los países. Los deberes distancian en las estadísticas a sistemas tan exitosos como Finlandia o Corea del Sur.

Deberes: ¿sí o no?

La inmensa mayoría de los consultados opina que sí. Sólo FAPA-Rioja se posiciona abiertamente en contra. Según su presidenta, Gene Palacios, los deberes «restan tiempo familiar y condicionan mucho la convivencia porque en algunos casos los padres tienen que hacer de maestros, lo que dificulta las relaciones». Además, para un niño «no solamente son importantes los conocimientos cognitivos, también lo son el ocio y la lectura».

El deber de hacer deberes por decreto

  • Según ANPE-Rioja, el decreto 4/2009, de 23 de enero, que regula la convivencia en los centros docentes, «establece como uno de los deberes de los alumnos (art. 29. 'Deber de estudio y esfuerzo') realizar actividades encomendadas por el profesorado tanto en horario escolar como en las tareas diarias, y como una obligación de las familias (art. 37. 'De los deberes') colaborar con el centro y el profesorado en el proceso educativo de su hijo, siguiendo las orientaciones e indicaciones y proporcionando la información adecuada y necesaria, así como el apoyo en las actividades a desarrollar fuera del horario escolar, y estimulando a sus hijos para que las realicen».

Carmen Castells (CONCAPA-Rioja) es partidaria de los deberes, pero «racionalizándolos y no sobrecargando a los alumnos». A su juicio, estas tareas «contribuyen a afianzar y reforzar los contenidos adquiridos en clase». Además «se crea un hábito de trabajo, de orden y se les da responsabilidad». «En definitiva -añade- se les forma para el día de mañana».

La psicopedagoga de PSICO360, Adriana Ubago, coincide en que «es necesario que haya un trabajo en casa, pero el problema de los deberes, tal y como están estructurados, es la repetición: si un niño sabe multiplicar no entiendo por qué tiene que hacer 30 multiplicaciones para el día siguiente». Otra cuestión añadida es que los chicos «están cargados de extraescolares y los padres llegan muy tarde de trabajar, así que el tiempo final que se tiene con ellos se reduce a hacer los deberes, perdiéndolo para un juego, una distracción o leer un cuento». Además «puede provocarles una sensación de frustración porque no les dé tiempo a acabarlos, no puedan jugar o los hagan mal».

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Los profesores también son partidarios de los deberes, como señala la secretaria de Acción Sindical de ANPE-Rioja, María Calvo: «En su justa medida son útiles, pero el horario laboral de los padres o las actividades extraescolares hacen que en muchas ocasiones las tareas se retrasen a última hora de la tarde cuando los hijos y las familias están cansados. Se necesita una racionalización y, por ello, ANPE siempre ha apostado por la jornada continua para organizar mejor los tiempos».

Por su parte, el director general de Educación del Gobierno de La Rioja, Alberto Galiana, avisa de que los deberes «deben ser compatibles con otras actividades». «No pueden ser tan absorbentes que impidan actividades lúdicas o de otro tipo que también son un aprendizaje para los niños», enfatiza.

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Sí, pero ¿cómo?

Para Ubago, hay que «personalizar las tareas y buscar el trabajo cooperativo, en equipos, exponiendo sus temas al resto de los compañeros, para que los alumnos sean partícipes del aprendizaje». Algunos colegios riojanos ya lo están haciendo y para los alumnos «resulta mucho más gratificante, productivo y socializable, y les ayuda a aprender a resolver los conflictos».

FAPA-Rioja aboga por un sistema educativo que «dé respuesta completa a las necesidades de los alumnos para que no tengan que trabajar en casa», explica Palacios. Por su parte, CONCAPA-Rioja alerta de la necesidad de que los profesores «se pongan de acuerdo para racionalizar las tareas que se les mandan. Repartirlas un poco porque hay días en los que los niños tienen muchos deberes y otros en los que son pocos», indica Castells.

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Para ANPE-Rioja, los deberes deben ser «proporcionados y adecuados a cada edad», con el fin de «servir para afianzar aprendizajes, crear hábitos de estudio y autonomía, y reforzar valores organizativos y de disciplina». Castells coincide plenamente: «Los niños necesitan afianzar hábitos de estudio, así como reforzar sus capacidades de razonamiento y de memoria, y su autonomía personal».

Porque precisamente, apunta Galiana, «una parte del fracaso escolar también podría ser explicada por la falta de adquisición de hábitos de organización y de estudio». A su juicio, «no hay que denostar por denostar los deberes, pero tampoco hay que elevarlos a categoría y convertirlos en algo absolutamente absorbente». «En el equilibrio -sostiene- está la virtud y es muy importante graduar las tareas en casa en función de la edad y de las necesidades de los alumnos».

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«Deberes sí, pero de otra manera», apunta el profesor del Área de Didáctica y Organización Escolar del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de La Rioja (UR), Raúl Santiago. Según explica, «los estudiantes no pueden volver a hacer lo mismo que han hecho en clase de una manera intensiva, porque que agota sus mentes». En su opinión, las tareas fuera del aula «tienen que tener un carácter creativo» y por eso defiende del sistema 'flipped clasroom' o 'clase inversa', puesto en marcha en Estados Unidos hace seis o siete años, que «propugna que sean los alumnos en su casa, mediante el uso de la tecnología, los que puedan avanzar contenidos para que cuando vayan a clase ya tengan cierto dominio de los mismos y así el profesor pueda desarrollar planes individualizados o trabajos por grupos o prácticas de laboratorio». «Es decir, aprovechar mucho más el tiempo que el niño está en la escuela adelantando contenidos en forma de deberes», señala. La UR es «pionera en este modelo en España y, además de yo mismo, también lo utilizan compañeros de Química o de Filología en determinadas asignaturas».

¿Solos? ¿Con los padres?

Otro debate añadido a la controversia que por sí mismos originan los deberes es el relativo a si los padres tienen que ayudar o no a sus hijos.

En este sentido, una investigación desarrollada por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), la Complutense de Madrid y la Universidad del País Vasco concluye que «ayudar a los menores con los deberes no implica un mejor rendimiento académico». Para conseguir que los niños tengan buenas notas «lo más efectivo es que sus progenitores lean con ellos, les pregunten por las clases y confíen en sus capacidades». Es una de las conclusiones de una investigación en la que se han revisado 37 estudios que relacionan la participación parental con el rendimiento académico de los alumnos, según la cual, ayudar con los deberes «sólo resulta efectivo cuando los menores presentan dificultades educativas».

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«Los padres deben ayudar, dar pautar y enseñar estrategias para buscar las soluciones, pero ayudar a hacer los deberes no es hacerles los deberes», avisa la psicopedagoga Adriana Ubago.

Mientras, Palacios (FAPA-Rioja) insiste en que «hacer de maestros dificulta las relaciones con los hijos» y Castells (CONCAPA-Rioja) considera que los padres «deben motivarles y estar pendientes de que cumplen con su trabajo, que también es una forma de estar con ellos».

Por último, Galiana (Consejería de Educación) avisa de que los padres «no pueden hacer una delegación absoluta en el centro escolar porque son los responsables primeros de la educación de sus hijos». «Otra cosa es que no tienen que ser expertos, para eso están los maestros, y por eso es muy necesaria la comunicación entre el centro y las familia». Los padres «deben supervisar que el niño hace los deberes, no hacerlos por él».

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