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Pilar Hidalgo
Domingo, 15 de febrero 2015, 01:11
Fue un 'Día del Bollo' de los más concurridos que se recuerdan en Sorzano. La víspera de la festividad de la patrona, la Virgen del Roble, coincidió aquel 7 de septiembre de 1971 con el nombramiento del eminente oftalmólogo riojano Ramón Castroviejo Briones como hijo ... adoptivo de la localidad. Aunque él ya vino al mundo en Logroño, nunca olvidó sus orígenes vinculados a este bello rincón del Moncalvillo donde nacieron su abuelo Isidro y su padre, Ramón.
A los fastos acudió una pléyade de autoridades nacionales, regionales y locales, encabezadas por el teniente general y exministro del Aire, el también riojano Eduardo González Gallarza. El entonces alcalde de Sorzano, Eustaquio Martínez, aludió al acuerdo de pleno por el que se aprobaba la concesión del título a esta celebridad que alcanzó fama mundial por sus avances en el trasplante de córnea.
«En el ánimo de todo el vecindario y en el de esta Corporación que me honro en presidir está el unánime y sincero reconocimiento de los grandes méritos contraídos por el Excelentísimo Señor Don Ramón Castroviejo Briones, quien con su conducta ejemplarísima de generosidad y cariño hacia este pueblo, de donde son oriundos sus progenitores, a la par que tradujo estos nobles sentimientos en obras de concreto valor material y moral», recoge el acta de la sesión del 31 de julio de 1971, rubricada poco más de un mes antes del homenaje.
El 'Día del Bollo' de 1971 al ilustre oftalmólogo se le vio con profunda emoción y con esos ojos, a los que él devolvió a la vista en tantas personas en el mundo, anegados en lágrimas. «Es el acto más feliz, más bello y más emocionante de mi vida», acertó a decir en un sollozo incontenible.
El Consistorio sorzanero le hizo entrega de un artístico pergamino que dejaba constancia en su leyenda de que la concesión del título respondía a «su eterno agradecimiento (...), y el unánime sentir del vecindario (...), como público reconocimiento de los grandes méritos contraídos con su conducta ejemplar observada reiteradamente en pro de los intereses morales y materiales de este municipio».
Tras el acto institucional, el Ayuntamiento ofreció un banquete a su hijo preclaro, al que también asistieron autoridades, el vecindario, personalidades e ilustres médicos. Al cabo de la tarde el doctor Castroviejo, asistido por González Gallarza y toda la comitiva, acompañó en procesión a la Virgen del Roble subiendo la loma del monte hacia su ermita. Ya de regreso de rezar el rosario, una marea humana comenzó a vitorear al doctor Castroviejo cuando se disponía a regresar a Logroño en automóvil tras haber disfrutado de una jornada que pasaría a los anales de la historia local. «Sorzano, con su nobleza, su laboriosidad y dignidad, todo se lo merece», le dedicaría su 'ojito derecho'.
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