Mamá, ¿te llevo el pan?

Tres días seguidos sin que pudiera pasar el repartidor han hecho del pan un alimento valioso ya que la carretera, que solo es un indicio en ocasiones, ha quedado taponada por unas nevadas de espanto.

De Logroño a Santo Domingo ya se iba notando poco a poco la altitud y la carga de nieve en los lados, pero desde ahí en adelante todavía fue peor. Primero una pasada por Santurdejo y luego camino al pueblo. Las carreteras ofrecían un filón para los amantes de la naturaleza. Postales alpinas, pero aquí al lado. Cazadores con todoterrenos tratando de subir a Pazuengos y ganado en libertad buscando el refugio del pesebre cómodo de los amos. Vacas y caballos giraban en torno a la alimentación del forraje que se les ha proporcionado porque ellos no pueden conseguir.

Pinares al borde del colapso por la nieve y un rodar complicado a pesar de la tracción integral y el uso de unas ruedas especiales. La llegada al pueblo es festejada por los curiosos que llevan varios días sin escuchar el motor de explosión de un vehículo salvo los propios para evitar que se congelen. Muchos coches aparecen aparcados en las puertas de las casas ya que las cocheras están inutilizadas por las montañas de nieve acumulada.

La jornada es un filón para tirar fotos porque uno tiene la certeza de que donde está pisando nadie lo ha hecho antes. Caminar ya es más comprometido porque las piernas se hunden hasta la cintura y nunca se sabe qué puede haber debajo. Toca volver, no vaya a ser que... Así pues, la nieve empujada al principio hay que sacarla después. No queda otra. Peña tuvo que tirar de pala con la arena del desierto cuando hizo el Dakar a bordo de su quad, pero ahora lo que hay que hacer es retirar la nieve. ¿Qué es peor? Un bonito debate para el regreso. Menos mal que acertamos con el pan. La madre quería 'sobao',... si llega a querer hueco...