Casimiro Somalo
Domingo, 25 de enero 2015, 00:03
El Boletín Oficial de La Rioja (BOR) publicó el pasado miércoles el decreto por el que se regula la recolección micológica en el ámbito de nuestra comunidad. Desde el mismo día ha entrado en vigor una normativa básica y de obligado cumplimiento que pretende terminar ... con todos los desaguisados que se han venido produciendo. La Dirección de Medio Natural del Gobierno regional ha iniciado un periodo de consultas con los ayuntamientos de las zonas seteras para explicar los detalles y tratar de formalizar una normativa armónica que vaya más allá de la simple consideración del ámbito estrictamente local respetando siempre la titularidad de los montes.
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Los contactos de Medio Natural con los ayuntamientos comenzaron el pasado martes con los municipios del valle del Oja y van a continuar en próximas fechas con los del valle del Najerilla, Iregua y Leza, así como con los de las zonas seteras de La Rioja Baja.
El proyecto de decreto del Gobierno de La Rioja para la regulación de la recogida de setas ha suscitado un debate abierto entre ayuntamientos y aficionados. No podía ser menos. «Pasar de la nada a pretender regular un sector con tantas variables, condicionantes y complejidad no es, ni ha sido fácil ni sencillo ni aquí ni en otras comunidades o provincias que ya lo hicieron anteriormente», según reconocía a nuestro periódico Miguel Urbiola, director general de Medio Natural de La Rioja.
Nunca han faltado polémicas, ni dudas, ni debates, ni hasta 'abogados de secano' para decir una cosa y la contraria. Sabiendo de la complejidad del asunto, tarde pero a tiempo para la próxima campaña de otoño, el Gobierno regional ha contado con la colaboración de las sociedades micológicas y, fundamentalmente, con VERPA para poner en marcha la orden.
Después de lo ocurrido en el último año, entre los aficionados había una opinión clara que se ha podido empezar a constatar en los primeros contactos con los ayuntamientos: mejor alguna regulación de cualquier tipo que no tener nada y dejarlo todo al libre albedrío y al pairo.
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El decreto ya en vigor «establece una serie de principios básicos y elementales», según reconocía Urriola. «Pero estamos abiertos, vamos a dialogar a tratar de entender todas las sensibilidades y sugerencias y a tratar de aclarar todas las dudas que se plantean u otras que pudieran surgir», añadió Urbiola.
La regulación de las setas ha desatado un debate abierto en la sociedad riojana en la que año tras año va creciendo a una velocidad de vértigo el número de aficionados a la micología. Hoy no hay nadie que se atreva a alzar la voz para rechazar un ordenamiento de un uso racional de bienes públicos (autonómicos o municipales) con un interés colectivo.
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La legislación al respecto es muy precisa sobre los montes de propiedad municipal y de los posibles usos que puedan determinar los ayuntamientos correspondientes. «No hemos hecho otra cosa, dijo Urbiola, que establecer unas normas reguladoras en el ámbito regional, explicar los principios, determinar unas condiciones de recolección, concretar las prohibiciones, respetar la titularidad y la autonomía en la toma de decisiones y tratar de evitar conflictos para poder compatibilizar los usos y actividades de los montes».
La Rioja, de alguna forma, ha dejado de ser la única zona aislada de todo el entorno en la que no había una normativa para la recolección de setas. Situaciones como la del año pasado con unas floraciones desconocidas provocaron el efecto llamada de aficionados de otras zonas y países para su aprovechamiento económico y hasta industrial nunca conocido hasta ahora.
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