Imagen de parte del equipo de setenta profesionales que trabajan en el grupo riojano Aresol.

Aresol da la campanada en Chile

El grupo riojano, vía Renertia, se alía con socios chilenos para desarrollos energéticos en el país andino

María José González

Domingo, 25 de enero 2015, 00:03

Copihue es el nombre de la flor nacional de Chile, un hermoso ejemplar nativo del país andino con forma de campana. Pero Copihue también identifica al fondo de capital chileno a través del que el grupo riojano Aresol se ha aliado con inversores locales (institucionales ... y privados) para desarrollar infraestructuras energéticas en el país andino.

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El administrador de Aresol, Raúl Sáenz, explica que la firma riojana, a través de su fondo de capital Renertia, ha alcanzado un acuerdo con la sociedad chilena para cofinanciar al 50% la construcción de centrales hidroeléctricas en Chile. El compromiso supondrá la inyección de unos 83 millones de euros en varios proyectos. Los cuatro primeros son las infraestructuras diseñadas y proyectadas por Aresol en la región de Bio Bio que satisfarán las necesidades de consumo de más de treinta mil familias de la zona. Aresol lleva trabajando sobre estas cuatro minicentrales desde hace más de dos años, y su diseño se ha elaborado «respetando los caudales ecológicos y sin hacer presas».

Pero la alianza con los inversores sudamericanos no se limita a estas minicentrales previstas por la empresa riojana, que este año se empezarán a construir a 600 kilómetros al sur de Santiago de Chile en las cuencas de los ríos Trilaleo y Dañicalqui. Sáenz explica que el objetivo del acuerdo con Copihue es «duplicar nuestro potencial de inversión en el país, captando inversores locales».

Aresol constituyó Renertia en el 2011, con capacidad para emitir fondos y sociedades de capital riesgo, «porque en las energías renovables -explica el administrador y socio del grupo riojano- lo que se hace es invertir todo al principio dado que, luego, el combustible (sol, agua...) es gratis». Es decir, la inversión inicial es muy importante y los gastos de operación posteriores son muy pequeños. En consecuencia «se necesita mucho capital para cualquier inversión, dinero que se recupera a lo largo de los años».

La alianza con Copihue supone conformar «una comunidad de inversores para poder hacer con garantías proyectos de renovables que son muy intensivos en capital». Algo así como «una especie de banco supervisado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y que invierte fuera de España pero bajo el amparo de la UE».

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Aresol se fijó en Chile porque «es una economía estable y con mucho potencial, y tiene acuerdos bilaterales internacionales». Pero, además, «es un país muy deficitario en energía, aunque con grandes potencialidades para la producción de energía renovable». La firma riojana también valoró su implantación en Chile atendiendo al hecho de «que cualquier producto que queramos desarrollar no se apoya en primas». «A diferencia de España -aclara Sáenz-, en Chile existe un mercado libre real y el precio que se cobra por la energía es el precio real. Por eso no se necesitan ayudas y nunca tendremos el problema de que el Estado regule en contra porque no lo hay: no hay ninguna ayuda pública».

El acuerdo con el fondo chileno Copihue tiene como único propósito la energía hidráulica, aunque Aresol también está trabajando para terceros en el país andino en otras tecnologías como la fotovoltaica, la biomasa o el biogás.

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Por último, y respecto al negocio en España, Sáenz asegura que Aresol «mantiene la operación y el mantenimiento de las centrales fotovoltaicas, y constituimos una empresa de servicios energéticos centrada en montar calderas de biomasa para particulares y empresas».

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