El precio se dispara del campo a la mesa

Los productos agrícolas elevan su coste hasta el 1.360% entre su recogida y el consumidor

PILAR HIDALGO

Martes, 23 de diciembre 2014, 21:02

La diferencia entre el precio que percibe el agricultor (precio en origen) y el que paga el consumidor (precio en destino) llega a experimentar en La Rioja un salto de hasta el 1.360% en algunos productos agrícolas. Así se desprende del último IPOD (Índice de Precios en Origen y Destino) relativo a noviembre del 2014. Este informe lo elabora mensualmente a nivel nacional COAG, a la que pertenece la riojana UAGR, en colaboración con las asociaciones de consumidores UCE y CEACCU.

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El margen del 1.360% correspondió el pasado mes a la patata, por la que los productores obtuvieron 0,05 euros/kilo y se vendió en el mercado a 0,73 euros/kilo, según datos de la Hoja de Precios de la Consejería de Agricultura. No obstante la producción de este tubérculo en la región se dirige en un 80% a la industria, por lo que la mayoría de los productores riojanos ya acordaron precios a principios de año y no están tan condicionados por esta ínfima remuneración.

Peor pronóstico tienen algunas hortalizas, caso del repollo, que presentó en noviembre una diferencia porcentual del 577% (el agricultor cobró 0,16 euros por kiloy el consumidor la pagó a 1,08).

El mismo mal afecta a las frutas. En verano, época de recolección de estos alimentos, el melocotón alcanzó un margen del 539% (0,23 euros/kilo en origen y 1,47 euros/kilo en destino), la nectarina un 487% (0,23 y 1,35 euros/kilo, respectivamente) y un 324% la pera conferencia con DOP (0,45 euros/kilo en origen y 1,91 euros/kilo en destino).

¿Por qué se hinchan de este modo los precios? Los servicios técnicos de COAG explican que «el sector de la distribución se encuentra concentrado en muy pocas manos, mientras que el agrícola está muy atomizado entre muchos productores». Así los primeros ostentan una posición de fuerza que les permite «imponer sus condiciones de compra». Además, el tipo de productos juega en contra de los segundos. Al tratarse de alimentos perecederos, «el agricultor los tiene que sacar al mercado porque de lo contrario se le echan a perder».

De este modo, según datos que maneja el propio Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), sólo entre el 20 y el 30% de lo que el consumidor paga por un producto agrícola llega al bolsillo del agricultor.

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Evolución negativa

Además, si se vuelve la vista atrás, puede comprobarse que la evolución de los precios en origen es negativa entre el 2000 y el 2014. De la comparativa realizada a partir de los datos de la Consejería de Agricultura se extrae que el agricultor percibe este año un 34% menos por la cereza y que en agosto ganó un 47% menos por el melocotón que en el mismo mes del 2000. «Con la crisis han disminuido los precios para el consumidor. Si éste compra más barato, a nosotros nos pagan menos. Mientras, la distribución mantiene la diferencia», critica el coordinador sindical de la UAGR, Luis Torres. Así, el sector productor se siente el pagano todo tipo de coyunturas adversas.

Ante esta situación, el fruticultor y miembro del nuevo comité ejecutivo de ARAG-ASAJA, Félix Ruiz Bretón, plantea tres «asignaturas pendientes»: «Concentrar la oferta para mejorar la capacidad de negociación con los intermediarios, impulsar reuniones entre todos los eslabones de la cadena para intentar bajar los precios en destino y aumentar el valor del producto a través de las marcas de calidad o de prácticas agrarias concretas como la producción en ecológico».

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Torres mira también hacia Europa. «Con la nueva reforma de la PAC están desmantelando el principio de preferencia comunitaria», incide, lo que abre las puertas a los productos de terceros países, de menor calidad y más baratos. Además, pide que se rehabiliten los instrumentos públicos para sostener los precios, como la retirada de excedentes, en situaciones de hundimientos de precios por crisis sanitarias o políticas, como el veto ruso.

«Si no se alcanzan esos acuerdos, el agricultor estará siempre igual y tendremos que aguantar con lo que venga», concluye.

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