El Colegio Caballero de la Rosa se une a los centros de Pablo Villegas

Del Río ha subrayado que "la formación musical es la mejor herramienta de expresión y canalización de emociones para convertir a los jóvenes en ciudadanos más sensibles y comprometidos". "Esta nueva iniciativa supone un paso más para conseguir que la música se revalorice y se ponga al servicio de todas las personas con el objetivo final de seguir trabajando para lograr una sociedad más justa, más solidaria y más humana" ha añadido.

Este 'Centro Guitarrístico' está constituido por 13 alumnos del CEIP Comunidad de Aprendizaje Caballero de La Rosa de 3º de Infantil y de 1º a 6º de Primaria que se han organizado 3 grupos y que reciben dos días de clases de música y solfeo a la semana. Del Río ha destacado que estos jóvenes tendrán la oportunidad de aprender a tocar la guitarra y recibir una educación musical integral y de la máxima calidad".

Los profesores encargados de impartir estas clases son Julián Allende, primer profesor de guitarra de Pablo Villegas e Islam Tarchocov estudiante de 5º año del Conservatorio de Música de Logroño. "Dos magníficos profesionales de la guitarra a los que quiero agradecer su contribución altruista y que seguro serán capaces de transmitirles la importancia que tiene la música como lenguaje universal para emocionar y unir a las personas de todas partes del mundo" ha señalado Emilio del Río.

"Un instrumento para soñar, crecer y reír"

El proyecto se puso en marcha en noviembre de 2011 con el gran objetivo final de que niños y jóvenes de colectivos en riesgo de exclusión social, originarios de tres regiones geográficas: Tijuana (México), La Rioja (España) y Nariño (Colombia), encontrasen un espacio de ocio educativo, creativo y estimulante.

Este proyecto aborda el trabajo con un colectivo de por sí desfavorecido, para brindarle una oportunidad de mejora personal y social pero, a la vez, aspira a transformarle en un sujeto activo de cambio a través de la música, del trabajo en grupo y la promoción de una serie de valores como la tolerancia, el respeto, etc. Al mismo tiempo, el colectivo aborda una dimensión intercultural, a partir del encuentro entre jóvenes y niños/as de realidades sociales y económicas muy diferentes.

Con ellos se ha planteado construir un equipo internacional e intercultural, donde las diferencias socio-culturales y las similitudes en relación a su edad y sus problemas de interacción social, les permitan compartir preocupaciones, vivencias y sentimientos, movilizando nuevas energías. Con esta actuación se comienza a dar un acompañamiento a estos menores en un proceso de empoderamiento y ciudadanía, intercambio cultural, acceso a la cultura propia como derecho humano, transformándose en una prueba concreta y positiva del cambio que puede operarse en toda persona cuando se cree en ella y se le dan las herramientas necesarias para su propio desarrollo.