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María José González
Sábado, 13 de diciembre 2014, 22:48
Popularmente, el término 'dominguero' se refiere a «una persona que acostumbra a componerse y divertirse solamente los domingos o días de fiesta». Así lo recoge el diccionario de la RAE en su primera acepción. Sin embargo, quizás los académicos debieran valorar la posibilidad de ... incluir un cuarto significado en una próxima edición del vademécum de la lengua española. Algo así como: «Dícese de las personas que trabajan uno o más domingos al mes». En La Rioja suman un total de 19.100 trabajadores, que representan al 15,2% de los ocupados de la comunidad. Se trata de la cifra más baja registrada en la región en los últimos cinco años, muy lejos del techo que marcó el 2009: 23.900 personas.
Su perfil ha variado de forma significativa a lo largo del ciclo de crisis, según se desprende de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, capítulo 'Condiciones de trabajo', con datos cerrados al mes de diciembre del 2013. Por un lado, porque los hombres (56%) se han impuesto a las mujeres (51,4% en el 2008). Y, por otro, porque la cifra de autónomos que trabajan en domingo se ha reducido a la mitad (47,5%) en el último lustro, mientras que la correspondiente a los empleados por cuenta ajena ha crecido el 24,3%. Aun así, los autónomos continúan siendo protagonistas indiscutibles de las jornadas trabajadas en un día tradicional de descanso para la mayoría de los ciudadanos: por cada dos autónomos que levantan las persianas de sus negocios uno o más domingos al mes, sólo un empleado por cuenta ajena 'ficha' en su empresa.
El sondeo del INE confirma a La Rioja como la comunidad en la que mayor porcentaje de población ocupada sigue descansando el último día de la semana. En concreto lo hace el 84,8% de los riojanos. Un promedio 5,1 puntos superior a la ratio nacional (79,7%) y, también, a las que anotan comunidades limítrofes como Navarra (83,6%) y el País vasco (83,1%). Por el contrario, la autonomía en la que menos trabajadores libran los domingos es Canarias (71%).
2.100 personas menos desde el 2008
Desde el 2008, el número de personas que tienen un empleo retribuido en el día de descanso semanal por excelencia ha decrecido 2.100 en La Rioja en valores absolutos. No así en términos relativos (alza del 5,6% frente al 14,7% nacional), dado que, entre otros factores, la población ocupada (el dato total sobre el que hay que obtener la ratio de quienes trabajan en domingo) ha caído en 21.500 personas en La Rioja en ese periodo.
Por tipo de trabajadores y género, los asalariados varones que trabajan uno o más domingos han crecido el 106,3% en cinco años, señal evidente de la flexibilización que han registrado las condiciones laborales a lo largo de estos años. En este mismo colectivo, las mujeres han retrocedido el 8,9% (700 menos), aunque, con 7.200 efectivos, todavía superan a los hombres (6.600).
Ellos sí trabajan el domingo
Tres ejemplos son Arturo Gil, trabajador de Garnica Plywood en la planta de Fuenmayor; María José Manero, empleada de limpieza en las piscinas cubiertas y complejo deportivo de Nájera, y Raúl Villoslada, bombero forestal en Santurde.
Gil concentra su jornada laboral semanal entre el viernes y el domingo: «Yo tenía muy claro que hay que estar con los hijos sobre todo los primeros años de colegio, y como mi mujer trabaja entre semana, la empresa, que siempre me ha facilitado la conciliación, me ofreció esta jornada». Así lleva ya seis años.
Manero también compagina bien su trabajo con la atención a sus hijos de 19 y de 13 años. «La gente suele decirme que menudos horarios tengo, pero la verdad es que el turno se me pasa muy rápido y tengo atendidos a los hijos», dice.
Sin embargo, Villoslada discrepa: «Se concilia mal, pero te acostumbras y acomodas tu vida social; además, es un servicio a la comunidad». Trabaja dos domingos al mes y los festivos que le toquen en el calendario. Este mes, sin ir más lejos, Nochebuena y Navidad.
En cuanto a los autónomos, la horquilla que separa a ambos sexos se ha ampliado: en el 2008, por cada autónoma que trabajaba en domingo en La Rioja había 2,36 varones, y en el 2013 son ya 3,41 hombres. En valores absolutos, 1.200 de los 5.300 empleados por cuenta propia que trabajan uno o más domingos al mes en la región son mujeres.
Un ejemplo de estas autónomas es Sara Viniegra, propietaria de una frutería en Logroño.
Hasta hace cuatro años no abría los domingos y los festivos, pero desde entonces trabaja todos los días con una jornada laboral a la semana que, según el relato que hace de sus horarios, supera las 65 horas: once de lunes a viernes repartidas entre la mañana y la tarde, siete los sábados y cinco horas y media los festivos y los domingos.
Su establecimiento sólo permanece cerrado las tardes de los sábados, de los domingos y de las fiestas de guardar.
Cuenta que tomó la decisión de ampliar los días de apertura porque «había demanda y doy un servicio al barrio», aunque eso suponga que «no puedo tener mucha vida social». «No tengo hijos y puedo trabajar así, pero si un día llegan deberé replantearme la situación», dice.
El plus del fin de semana
Al margen del comercio relacionado con la alimentación (incluidas panaderías, pastelerías y tiendas de cocinados), el ejemplo paradigmático de sector que abre en domingos y festivos es el hostelero. Oussama Souaidy regenta la cafetería Nebraska en la calle Club Deportivo de Logroño.
La hostelería «exige mucho sacrificio personal -«en cuanto puedo salgo pitando para ver a mi hija y a mi mujer»- y físico, lo que se compensa con creces cuando «fidelizas a la clientela a base de amabilidad, educación y unos productos elaborados y de calidad». Según explica, «el bar tiene que funcionar todos los días, pero el plus está en los fines de semana con los vermús y los partidos de fútbol».
Los sacerdotes
También los sacerdotes trabajan todos los domingos del año. «Es más, si voy a faltar alguno tengo que buscar a alguien que me sustituya», cuenta Luis María González Cerrolaza, vicario parroquial de Haro y párroco de Foncea y de Briñas.
Desde que se consagró en 1978 no ha parado: ocho años en Ventas Blancas, Lagunilla, Santa Engracia, Jubera, Robles y El Collado; dos años en Arnedo; después profesor en Sotés y Ventosa; 24 años castrense fuera de La Rioja y los últimos cinco de nuevo en su tierra.
Cada domingo oficia «un mínimo tres o cuatro misas todos los domingos, y luego hay que atender a la gente; son pueblos agrícolas y el domingo es el día en el que más puedes estar con ellos». «Si me llaman -afirma-, cojo el coche y voy; lo que haga falta».
Los del comercio
Además de los riojanos que habitualmente desarrollan su jornada laboral uno o más domingos al mes, los trabajadores del comercio también tienen que trabajar en festivo. En total son 9.914 personas que están empleadas en 3.796 comercios al por menor (excluyendo los locales de venta y reparación de vehículos), según la Encuesta Anual de Comercio del INE, con datos correspondientes al 2012, la última publicada.
La libertad de apertura es total para los establecimientos de menos de 300 metros cuadrados y los que superan esa dimensión sólo pueden abrir al público un máximo de diez festivos, dos menos que el límite que marca la regulación nacional de horarios comerciales. Hoy mismo, 7 de diciembre, es el octavo día de fiesta que acuden a trabajar este año y, a excepción del Jueves Santo, todos los festivos laborales del 2014 han caído en domingo.
Para el 2015, y por tercer año consecutivo, se mantendrá el tope de diez aperturas en festivo. Como este año, nueve caerán en domingo (el décimo corresponderá al Jueves Santo) y, de igual manera, se concentrarán en las campañas de Navidad (tres en diciembre) y de rebajas de invierno (dos en enero).
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