Javier Albo
Viernes, 12 de diciembre 2014, 21:43
El formato de aquella carta con membrete de la compañía telefónica le llamó la atención. No era como los de siempre, pero tampoco le dio demasiada importancia. Prueba de ello es que no la abrió hasta dos días después. Publicidad, una factura... Nada que no ... pudiera esperar. Cuando lo hizo clavó la vista en la cifra, tomó aire, se sentó y exclamó: «No puede ser». Vodafone le reclamaba en la factura de octubre nada más y nada menos que 43.226 euros.
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«El susto fue tremendo», recuerda la calceatense María Jesús Moreno, que dio la voz la alerta entre su familia. «Mamá, yo no he sido», le contestó su hija por 'whatsapp'. No había sido ella, no.
Habían sido objeto de una estafa en la que, lo más sorprendente, si cabe, es que los 43.226 euros se correspondían al consumo de un solo día (el 28 de agosto), fruto de más de 400 llamadas desde numerosos teléfonos, muchas de ellas simultáneas (posiblemente, se hicieron copias de la tarjeta), y todas ellas a Mozambique.
Ojeando la factura María Jesús vio tres números de teléfono por los que se le estaba facturando, que no eran suyos. Recordó que el mes anterior la compañía le había cobrado algo más de 40 euros por tres cambios de titularidad de otras tantas líneas, que ella no había pedido.
Entonces lo reclamó y se le devolvió el dinero. Sin embargo, esas tres líneas reaparecieron en la factura del mes de siguiente como matrices del desmesurado gasto, que no fue a más porque, a la vista del mismo, alguna alerta debió saltarle a la compañía y bloqueó las líneas.
De hecho, cuando María Jesús llamó a Vodafone le comunicaron que su caso estaba en el departamento de fraude, aunque nadie se puso en contacto con ella antes de la factura, la cual, a diferencia de las de siempre, no se le pasó al cobro (quizá para evitar su devolución y los costes), sino que incluía un número de cuenta para que el titular de las líneas, su marido, realizara el ingreso.
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No tendrá que pagar nada
«Le dije a la compañía que no iba a pagar un euro, puesto que ya había reclamado que esas tres líneas no eran mías», cuenta la calceatense, que interpuso una denuncia ante la Guardia Civil, después sobreseída judicialmente dado que no hay nadie contra quien actuar, al no haberse localizado a los autores de la estafa. Pero María Jesús no tendrá que pagar nada. Vodafone le comunicó el 18 de noviembre mediante mensajes a su teléfono móvil -ella ha reclamado que lo hagan también en papel escrito-, que desactivaba las líneas fraudulentas y que «la deuda no corresponde al cliente y no le será requerida».
No tiene ni idea de cómo pudieron hacer la estafa. No recuerda ninguna circunstancia o momento al que pudiera atribuírsela. «Que revisen bien las facturas y denuncien si se es objeto de un robo», aconseja.
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