La duquesa de Alba, con mantilla, ofrece su mano a don Abdón Sáez Ameyugo, médico jarrero.

Haro, rendido a los pies de la duquesa

LUIS SÁENZ GAMARRA

Sábado, 6 de diciembre 2014, 23:13

Qué tendría la duquesa cuando don Abdón a sus pies así se rendía. Abdón Sáez Ameyugo, médico afamado de Haro y su comarca, ni suelta mano ni quita ojo a la hembra. De don Abdón recuerdan los jarreros su entrega de galeno de cabecera, su ... ojo clínico, y por eso le dedicaron una calle; y de la duquesa recuerdan su visita a Haro el 17 y 18 de julio de 1960, en la que fue agasajada, homenajeada, halagada, por una sociedad ayuna de fastos y sobrada de bodegas.

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«La excelentísima duquesa de Alba, doña Cayetana Fitz-James Stuart, y su esposo, en unión de otras altas personalidades del periodismo y de los toros... entraron en Haro en caravana compuesta por más de 25 coches ligeros, hasta alcanzar las puertas de la basílica de la Vega, donde se celebró una solemnísima Salve... trasladóse, a los acordes de la banda municipal, a la Casa Ayuntamiento, entre el inmenso gentío que llenaba las calles por donde el cortejo había de pasar , nadie quedó en casa que no estuviera en los balcones. Fue verdaderamente impresionante y así habrían de confirmásnoslo los duques de Alba».

Tras estos actos de recibimiento apoteósico, rezo, saludos emotivos, etc. los duques fueron obsequiados con una magnífica cena en la bodega López de Heredia. Esa frugal colación es la que retrata Calleja en la segunda foto.

El día 18 de julio, que era fiesta nacional, los duques asistieron a un festival taurino a beneficio del torero-niño 'Tinín', que había perdido una pierna de forma trágica meses antes. La duquesa participó en el festejo, despejando el ruedo amazona en una jaca de Peralta y cumpliendo las funciones de alguacillo. El público rebosó el coso y lo pasó en grande con los toreros y novilleros, con las faenas y los ilustres huéspedes sentados en la plaza.

Tras el festival taurino, «la duquesa pronunció con voz embargada por una emoción profundamente sincera las más sentidas y elogiosas frases de admiración y cariño hacia el pueblo de Haro».

En la foto pequeña queda constancia de lo bien que les trataron a los duques en la noche del sábado 17 de julio. Les brindaron una opípara cena en el cementerio de reservas especiales de Viña Tondonia, Bodega de López de Heredia, que sirvió el restaurante 'Terete'.

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Que la de Alba se pegaba la vida padre eso es fijo, en Haro, en París y en Londres, pero fue generosa en su inmensa riqueza, dicharachera y campechana, y con la elegancia y dignidad que corresponde a un grande de España agradeció tanta prodigalidad.

La duquesa ha muerto, y sin motivo aparente, en Haro, y resto de las Españas, se la recuerda como a una verdadera bienhechora de la humanidad.

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