M. J. GONZÁLEZ
Sábado, 6 de diciembre 2014, 21:58
Su caso es especialmente delicado. Olga (nombre ficticio) trabaja como empleada de hogar y cobra un sueldo mensual de 530 euros. Son los únicos ingresos que entran en su casa (el marido está desempleado) y han solicitado una ayuda pública a la asistente social, «pero ... aún no sabemos nada». Tienen dos hijos menores, el pequeño con una discapacidad que ya le ha hecho pasar por el quirófano dos veces. Además, utiliza gafas, en su momento necesitó audífonos y tiene que viajar cada seis meses fuera de Logroño para someterse a revisiones médicas. «Tenemos amistades que saben cómo estamos y nos pagan los billetes para viajar», explica Olga. Además de la solidaridad de ciertas personas de su entorno, cuentan con el apoyo de Cáritas, «que nos proporciona alimentos». «Pero es muy, muy, muy difícil cuadrar las cuentas y salir adelante», comenta.
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