El sueño en blanco de Hoyos de Iregua

Aquellos precursores integraban la Sociedad Deportiva de Montañeros Riojanos y respondían a los nombres de Adolfo Álvarez, Francisco Cardenal, Carmen Rezola, Javier Adarraga, Tomás Bergasa y Basilio Gurrea. El Ayuntamiento de Villoslada de Cameros les cedió unos terrenos «a perpetuidad» y en 1935 levantaron un edificio a 1.700 metros de altura. Adosado tenía un pequeño albergue abierto para cualquier emergencia.

En los últimos años, el Consistorio villosladense había iniciado un proceso dirigido a recuperar la posesión de este edificio-refugio de carácter particular que se asienta en un monte de utilidad pública. Tras un tiempo de litigio, los descendientes de aquellos socios fundadores han acabado cediendo. Así, tras casi ocho décadas, han tenido que despedirse de la estancia donde tan buenos ratos pasaron y del lugar que un día soñaron que albergaría las pistas de esquí que luego se acondicionaron en Ezcaray.

El enclave de Hoyos de Iregua reunía unas «condiciones magníficas para la práctica de los deportes de nieve», destaca uno de los que por aquellas laderas se deslizaron con bastones y esquís. Se caracterizaban por la ausencia de vientos fuertes y la concentración de notables espesores. No en vano, el destacamento de alta montaña del Ejército español, con base en la ermita de Lomos de Orios, movió los hilos para que se celebraran allí unos campeonatos militares de la sexta región, radicada en Burgos.

Anteproyecto

El entusiasmo por convertirse en un destino del turismo de invierno se apoderó poco a poco del pueblo de Villoslada de Cameros. Sobre todo, cuando la Diputación Provincial citó a los montañeros interesados a una reunión en la que les informó del anteproyecto que habían redactado los arquitectos del Estudio Lamela (un grupo con presencia internacional) a partir de las posibilidades que ofrecía Hoyos de Iregua.

Los ojos les empezaron a hacer chiribitas. Sobre la mesa de la Diputación vieron maquetas de hoteles y buenos conocedores del deporte de la nieve como los hermanos Arias, de Navacerrada, o el gobernador civil de La Rioja, oriundo del valle de Arán, llegaron para sobrevolar la zona.

El sueño de hacer de Villoslada una referencia del turismo blanco parecía que casi se acariciaba con las manos cuando el Gobierno central depositó la friolera de 700.000 pesetas de entonces para comenzar a construir un camino de acceso a Hoyos de Iregua y se colocaron medidores para valorar los espesores de nieve. «Hasta se empezó a buscar sitio para el primer hotel», recuerda uno de los que durante años bajó zigzagueando por esas pendientes.

Pero la ilusión se truncó a partir de mediados de los 50. El Ayuntamiento villosladense se opuso a que la iniciativa fructificara por miedo a que afectase al sector ganadero. Así que Villoslada se quedó compuesta y sin estación de esquí, si bien los miembros de la sociedad continuaron subiendo al refugio, en familia o con amigos, para disfrutar del blanco elemento y entrenarse para competiciones nacionales. Por su parte, los militares se acabaron marchando a Ibañeta (Navarra).

En los últimos años, el Consistorio de la localidad serrana recurrió al Gobierno de La Rioja para recuperar la titularidad del refugio. La Administración regional le ha dado la razón basándose en que una concesión a perpetuidad resulta incompatible con la consideración de dominio público del monte. Al ponerse fin a la cesión, la sociedad ha sido indemnizada con el valor de lo que se estima que costaría construir ese edificio en la actualidad. El colectivo ha ingresado 18.350 euros por este concepto, que ha querido donar a Cáritas Diocesana de La Rioja. También celebró una misa por los socios fallecidos. El Ayuntamiento de Villoslada plantea usar el viejo refugio para la caza de la paloma.