María José González
Domingo, 12 de octubre 2014, 19:29
El desempleo, la crisis y las subidas de impuestos explican la caída de los rendimientos de los contribuyentes riojanos, según señala en esta entrevista el profesor de Hacienda de la Universidad de La Rioja y experto fiscal Pablo Arrieta.
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¿Qué es lo indican los ... datos de la Agencia Tributaria?
Las cifras encajan en la realidad de lo que ha sido el empobrecimiento que hemos tenido en España con la bajada de salarios, los cierres de empresas, el descenso de beneficios empresariales y la deflación general que ha registrado la economía.
¿Pero cómo es posible que si la crisis ha afectado a todos, la brecha entre rendimientos de asalariados y autónomos se haya abierto tanto?
Puede venir motivado por varios factores. Primero, y en el caso de los rendimientos del trabajo, porque hay un mayor control de ellos, es más difícil 'escaparse' y el fraude es menor. Y, en segundo lugar, también ha influido la distinta forma de determinar el rendimiento neto porque en el caso de los rendimientos del trabajo prácticamente el único gasto deducible es el de la Seguridad Social. Sin embargo, un autónomo en estimación directa puede deducir todo tipo de gasto necesario para la actividad.
¿Cómo afectó la reforma fiscal del 2012 a estos resultados?
Lo que hizo el Gobierno de España fue subir los tipos impositivos, incremento que aún padecemos. Eso ha permitido que, existiendo una disminución de ingresos, la recaudación no haya bajado o, incluso, haya podido aumentar.
«Cumplir el año electoral»
Sobre lo que queda pendiente de la reforma fiscal que se va conociendo. ¿Cuál es su impresión?
Pues que hay que cumplir con el año electoral. Se va a corregir parte de los efectos que conllevaron las subidas de impuestos de estos años. Pero después de la reforma fiscal vamos a estar en una situación de impuestos superior a la que había antes de la llegada de Rajoy a La Moncloa.
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¿Sospecha entonces que serán sólo 'parches'?
Sí, 'parches' que tratarán de minimizar las subidas de impuestos de estos años. Realmente la auténtica reforma fiscal tendría que venir por simplificar nuestro sistema y racionalizar el gasto público para bajar los impuestos. Y, por supuesto, por adelgazar las administraciones públicas, lo que aún no se ha acometido. Además, se echan en falta medidas que estimulen el ahorro. Se ha sido poco ambiciosa en ese sentido y se ha retrocedido respecto a lo que había. Y, posiblemente, también se debería aprovechar la reforma para poner un poco de orden en todo el tema de la financiación autonómica.
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