Pedro Sanz, profeta en su tierra

Como muchos otros habitantes de la comarca del Alhama-Linares, Pedro Sanz tuvo que abandonar de joven su casa familiar para labrarse un futuro. Siempre ha mantenido el vínculo con sus orígenes y a sus visitas privadas se unieron, desde 1995, las públicas en su condición de presidente del Gobierno de La Rioja.

No es raro verle en la romería de su querida Virgen del Villar, en cuya ermita se casó su hija. También le vimos llorar en el cementerio de Igea cuando enterró a su padre, Jesús, y, casi todos los años, disfrutar con las vacas de los encierros de las fiestas. Ayer volvió otra vez a su pueblo y lo hizo después de una comida de trabajo con diferentes miembros del PP en el 'Hotel Bienestar Balneario de Grávalos'. Es éste uno de los proyectos estrella del Gobierno regional para la comarca, que se ha hecho efectivo esta legislatura con su apertura al público este año.

En Igea, Pedro Sanz visitó el Palacio del Marqués de Casa Torre, declarado en 1983 'Monumento Histórico-Artístico Nacional'. Construido en el siglo XVIII, destaca por su escalera imperial, la cúpula central y piedras de basalto negro. Majestuoso, contaba con trujal y bodega.

Sanz ejerció de guía, con orgullo y satisfacción, ante varios cargos regionales. «Es la casa donde nací y viví 24 años. He podido recordar con mis compañeros momentos de mi niñez y valorar lo que significa este monumento, la obra civil más importante de La Rioja, un tesoro».

Sus abuelos fueron admistradores de las fincas del Marqués y luego sus padres. Allí nacieron los cuatro hermanos. Sanz recordó ayer condiciones duras de trabajo y, con nostalgia, a su familia.