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Eneko gatea por un parque de Entrena, localidad donde reside.
Eneko quiere empezar a caminar

Eneko quiere empezar a caminar

Los padres necesitan ayuda para someter al pequeño a un tratamiento de cámara hiperbárica para intentar que progrese y gane movilidad

Pilar Hidalgo

Lunes, 23 de junio 2014, 21:34

Eneko pasa de la risa al llanto con una facilidad asombrosa. No conoce el término medio. Tampoco ha logrado aún articular sus primeras palabras, aunque sus ojos, grandes y sinceros, dicen tantas cosas. A este pequeño de Entrena le gustaría andar, correr, saltar... Como los demás niños de su edad. Pero a sus tres años no ha pasado de gatear.

Eneko Vázquez Moral no está enfermo, pero es un pequeño muy especial. «Tiene tres años y su desarrollo se corresponde con el de un niño de nueve o diez meses», explica su madre, Sonia Moral. Los médicos no saben por qué, aunque algunos sostienen la hipótesis de que pudiera albergar microlesiones en el cerebro. Unos daños tan imperceptibles a los 'ojos' de los aparatos de exploración que no se manifiestan en ningún estudio del sistema nervioso. «Los electroencefalogramas y las resonancias salen normal. También las pruebas genéticas», abunda el padre, Javier Vázquez.

El niño nació prematuro, a las 30 semanas de gestación, y pronto comenzó a dar muestras de que no evolucionaba como el resto de bebés. Los progenitores enseguida se percataron, ya que tienen otros dos hijos más mayores: Javier, un hombretón de 11 años, y Arrate, la princesa de la familia y con un año más que Eneko.

Los facultativos califican lo que le ocurre a este pequeño de Entrena como un retraso psicomotor severo. «Presenta síntomas de muchas enfermedades, pero que no están focalizados en ninguna en concreto. De hecho, no toma medicación. Y estos síntomas se pueden quedar ahí o avanzar hacia algo más», señala el padre. Por lo pronto, ni camina ni habla y le han reconocido una dependencia de grado 3, el máximo.

«Los médicos no saben por dónde atacarle», continúa la madre. Cada semana Eneko acude dos veces a terapias de estimulación y fisioterapia y recibe una sesión de logopedia. Esto le está ayudando a progresar. «También sus ganas y sus hermanos, que lo tratan como si no tuviera ningún problema. Sobre todo, Arrate que está todo el día peleándose con él y hace que se ejercite», indica Javier.

Intentarlo

A él y a su esposa les han propuesto infinidad de tratamientos experimentales. Por cercanía, por tratarse de una técnica no invasiva y porque cuenta con el visto bueno de la neuróloga del San Pedro, quieren intentarlo con la cámara hiperbárica. Con ella pretenden incrementar la cantidad de oxígeno que le llega a la sangre y estimular la regeneración celular y la relajación (llora con mucha frecuencia y presenta espasticidad muscular). El tratamiento en un centro de Torrelavega (Cantabria) cuesta 8.000 euros, una cantidad inasumible para esta familia.

Pero piensan remover Roma con Santiago hasta lograr el dinero. «Ahora que es pequeño es el momento de que consiga la mayor autonomía posible», justifica Javier.

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