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Pío García
Jueves, 5 de junio 2014, 12:27
Esta semana, el fotógrafo Justo Rodríguez y quien esto suscribe acabamos en Manjarrés, cerca de Nájera y a orillas del río Yalde. Paseando por el pueblo bajo un sol de justicia (eran las tres y media de la tarde), ambos reparamos en la cantidad de ... casas que dejaban sus paredes de adobe a la vista. No las enlucían ni las tapaban con cualquier otro material presuntamente más noble. Había algo muy digno en esta defensa sin artificios de la humildad. Más tarde, un vecino del pueblo, José Luis García Ureta, nos informaba de que el adobe de Manjarrés tiene mucha fama: No se deslava. Y muchos venían de otros pueblos a cogerlo para los hornos.
Este fin de semana, continúa en el periódico la serie La Rioja de cabo a rabo, con el patrocinio de Bankia. El sábado 7 nos detenemos en Ventosa y Alesón y el domingo 8 de junio remontamos el Yalde y visitamos Manjarrés, Santa Coloma y Castroviejo.
La visita a Manjarrés nos ha recordado cómo la diversidad de la región se revela también en sus texturas. Ya dimos cuenta, al llegar a El Villar de Arnedo, de la frontera invisible (pero muy real) entre La Rioja de la piedra y La Rioja del ladrillo, apreciable sobre todo en la arquitectura solemne de las iglesias. Pero también hay un modo de construir propio de los Cameros, otro que identifica a las tierras de Cervera, otro más que triunfa en las villas solariegas del valle del Ebro... Hasta un municipio como Pradejón tiene la singularidad de utilizar para su casas más viejas un tipo de piedra de yeso (el espejuelo) difícil de encontrar en otros pueblos.
Durante todo este viaje por la comunidad autónoma, la cámara de Justo Rodríguez ha ido aplicando su lupa sobre algunas paredes que le resultaban especialmente llamativas. Lo ha hecho de una manera casual, sin un programa definido, pero, al verlas todas juntas, uno descubre hermosos y pequeños detalles que contribuyen a dibujar el mapa de una región pequeña, pero muy variada.
Hay paredes elegantes (Soto) y paredes alucinadas (Rincón); graves paredes de piedra (Fuenmayor) y alegres paredes de aire andaluz (Bergasillas Somera); paredes sin maquillaje (Valdemadera) y paredes convertidas en lienzos (Alberite). Todavía nos queda la mitad de La Rioja por recorrer, así que prometemos ir ampliando este microscópico catálogo de arquitectura popular.
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