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María José González
Jueves, 22 de mayo 2014, 22:33
No tienen empleo; pero ni siquiera lo buscan porque creen que no lo van a encontrar. La última entrega de la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el INE evidencia hasta qué punto el llamado 'efecto desánimo' se ha extendido entre los riojanos que, ... pese a estar en edad de trabajar, desisten voluntariamente de buscar de forma activa un empleo dado que han perdido la confianza en conseguirlo.
En esta situación se encuentran 3.204 personas en la región, el 180,3% más (2.061 en términos absolutos) que en el primer trimestre del 2008. Un repunte casi 33 puntos superior al registrado en la media de España (147,7%), donde el número de escépticos ante las expectativas que ofrece el mercado laboral pasó de 214.000 a 530.100 personas.
Con todo, el dato de 'desanimados' del primer trimestre del año no es el peor de todo el ciclo de crisis en La Rioja. El registro más elevado se anotó en el cuarto trimestre del 2012, cuando 4.884 entrevistados por los encuestadores del INE reconocieron haber abandonado la búsqueda de un empleo por considerar que era imposible encontrarlo.
Por otro lado, el primer trimestre de este año quebró la tendencia a la baja que la estadística tuvo a lo largo del 2013. De hecho, entre los tres primeros meses de este año y los tres últimos del ejercicio anterior, el número de inactivos que desistieron de buscar un empleo que no llega creció el 9,6%. En total sumaron 281 personas, lo que supone que cada día del primer trimestre, tres riojanos tomaron la decisión de abandonar la búsqueda de un empleo al juzgarlo inviable.
No obstante, en el análisis interanual (primer trimestre del 2014 frente al mismo periodo del 2013), el número de inactivos que arrojan la toalla se ha reducido en 773 personas, lo que representa un descenso del 19,4%. Si se confirma esta evolución en la EPA del segundo trimestre (se publicará en julio), al menos en la comparativa interanual sí que se empezaría a consolidar una cierta recuperación del número de personas que albergan la esperanza de poder ser contratados.
Según la clasificación que realiza la EPA, la población inactiva abarca a todos aquellos de 16 y más años, de uno y otro sexo, no considerados ni ocupados (tienen un trabajo) ni desempleados (no tienen trabajo pero lo buscan). Todos esos inactivos suman 15,6 millones de personas en España, un millón más que antes de la crisis.
Este grupo de la 'inactividad' comprende, a su vez, diferentes categorías funcionales. Entre ellas, estudiantes o personas que están recibiendo formación (16.191 en La Rioja con los últimos datos publicados), jubilados (26.135), incapacitados para trabajar (7.854) y personas que se dedican a cuidar sin remuneración de sus hogares y familiares (3.774).
Cargas familiares, a la baja
Centrando el análisis en este último grupo (fundamentalmente compuesto por mujeres), los datos de la EPA permiten constatar que la necesidad de complementar los ingresos familiares es una razón más poderosa para salir a buscar trabajo que quedarse al cuidado de los hijos, de los mayores o de los dependientes. Así, mientras 6.071 personas en La Rioja renunciaban a buscar empleo en el primer trimestre del 2008 alegando esta causa, seis años después la cifra total se ha desplomado el 37,8%, situándose en 3.774 al cierre del pasado mes de marzo.
Además, tanto en la comparación con el mismo periodo del año pasado como con la correspondiente a la del trimestre inmediatamente anterior, la cifra se ha reducido el 9,1% y el 9,5%, respectivamente. El tratamiento de los datos en términos absolutos posibilita apreciar de una forma más comprensible la relevancia de este fenómeno: cada día del primer trimestre, cuatro personas se han puesto a buscar un empleo de forma activa a pesar de tener unas cargas familiares por las que antes renunciaba a intentar entrar en el mercado laboral.
Por otro lado, y pese a los síntomas optimistas que ofrecen las variables macroeconómicas, la EPA del primer trimestre del año confirmó que los efectos de esta ligera mejoría están lejos de sentirse sobre el empleo en La Rioja. Es cierto que la comunidad lideró el descenso de paro por autonomías durante los tres primeros meses del año (1.300 desempleados menos), pero no consiguió crear empleo: la tasa de paro bajó al 19,6%, pero la región cerró el primer trimestre con 125.400 ocupados, cien menos que al final del 2013, y 155.900 activos, 1.500 menos.
Lo que salga
Respecto a la situación de los desempleados (30.500), un análisis en profundidad de los conceptos que maneja la EPA permite constatar que el número de parados que estarían dispuestos a colocarse a trabajar «en lo que encuentren» ha crecido el 417,3% a lo largo de la crisis. Así, si en esta situación había 3.550 parados en el primer trimestre del 2008, seis años después la cifra llega hasta las 18.364 personas en la región. Con todo, este colectivo ha restado 370 parados en el último año (caída del 2%).
Pero si este crecimiento de la gente dispuesta a emplearse cómo sea y en lo que sea ya resulta formidable, todavía más llamativa es la evolución de quienes llevan cuatro o más años en situación de desempleo, es decir, las personas que han vivido con toda su intensidad lo estragos de la crisis en el ámbito laboral. En La Rioja hay 3.098 desempleados que llevan 48 o más meses sin haber podido encontrar un empleo, a pesar de que sus esfuerzos por encontrarlo no han flaqueado. Esto supone 2.820 parados más que hace seis años, lo que en términos relativos arroja un crecimiento del 1.014,4%. Sólo en el último año, la cifra aumentó el 83%. No obstante, y comparado con el trimestre inmediatamente anterior se ha producido un descenso del 22,2% (886 desempleados en términos absolutos).
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