Fernando Reinares (Logroño, 1960), catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos e investigador asociado distinguido del Real Instituto Elcano, es uno de los máximos especialistas mundiales en terrorismo. En su nuevo libro, Reinares regresa a los atentados del 11M en Madrid ... para desvelar el «fallo sistémico» que permitió a unos yihadistas bien conocidos por las fuerzas de seguridad provocar la masacre de Atocha. En esta entrevista, realizada por correo electrónico, el politólogo riojano aborda algunas de las principales circunstancias que acabaron marcando en negro aquella fecha.
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– Leyendo el libro, se descubre una cadena de fallos (policiales, judiciales, legislativos, políticos, diplomáticos...), algunos casi inexplicables. ¿Cuál fue, a su juicio, el más grave?
– En el libro pongo de manifiesto que se produjo un fallo sistémico, es decir, hubo fallos en todos los elementos del sistema español de lucha contra el terrorismo, desde los policiales y de Inteligencia hasta los judiciales o de cooperación internacional. Pero, dicho eso, el hecho de que los principales terroristas del 11M fueran bien conocidos de antemano en distintas unidades de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que incluso estaban siguiendo a un buen número de ellos, explica que el 11M fuese, en primer lugar, un fallo policial. Aunque no solo se trató de un fallo policial.
– En un par de ocasiones, refleja usted unas palabras del comisario jefe de la UCIE (Unidad Central de Información Exterior) en las que aseguraba que fue «prácticamente imposible hacer más» por evitar los atentados. Su libro insiste en lo contrario. ¿Hubo pecado general de autocomplacencia?
– Los funcionarios policiales dedicados al terrorismo internacional constituían una unidad carente de los necesarios recursos humanos y materiales. Su afán en los dos años previos al 11M era obtener la evidencia incriminatoria que, de acuerdo con la inadecuada legislación antiterrorista y el mal entendimiento judicial sobre el yihadismo entonces existentes en España, permitiese detener y encarcelar a los miembros de la célula de Abu Dahdah que continuaban en libertad tras la primera fase de la Operación Dátil, que se desarrolló en noviembre de 2001. Trabajaron mucho, pero no lo consiguieron con individuos que fueron claves en la red terrorista del 11M. Además, nunca pensaron que esos individuos estuviesen preparándose para atentar en España. Ignoraron esta posibilidad.
– Usted reafirma su tesis que la venganza por la exitosa Operación Dátil fue la causa principal del 11M. ¿Podemos desechar que la entrada en la guerra de Irak jugara algún papel, siquiera como catalizador?
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– Ni la decisión inicial de atentar en España, adoptada a finales de 2001, ni el origen en marzo de 2002 de la formación de la red terrorista del 11M, pueden ser relacionados con los acontecimientos en Irak a partir de marzo de 2003. Responder a la pregunta de por qué se decidió atentar en España requiere, en primer lugar, aludir a los deseos de venganza que albergaba el instigador de la matanza en los trenes de Cercanías, es decir, el marroquí Amer Azizi, como consecuencia del desmantelamiento de la célula de Abu Dahdah a la que el propio Azizi perteneció. Eso sí, el 18 de octubre de 2003, Osama bin Laden, entonces líder de Al Qaeda, amenazó explícita y públicamente a España por la presencia de tropas españolas en Irak. El directorio de Al Qaeda asumió el proyecto ideado por Azizi una vez que se convirtió, en 2003, en el adjunto al jefe de operaciones externas de la estructura yihadista global y cuando los preparativos de la red terrorista en Madrid encajaban, en el contexto del conflicto iraquí, en la estrategia general de Al Qaeda.
– Da la impresión de que, incluso si la policía o la guardia civil hubiera atado cabos correctamente, legalmente lo hubieran tenido muy difícil para actuar.
– La legislación antiterrorista vigente en España cuando ocurrió el 11M estaba pensada para el terrorismo de ETA. Pero sus limitaciones para abordar el terrorismo yihadista eran manifiestas. Esa inadecuación legal no facilitó el empeño que los funcionarios de la UCIE tenían por acumular evidencias con el fin de detener y encarcelar a exmiembros de la célula de Abu Dahdah como el Tunecino, Said Berraj o Jamal Zougam que seguían en España en 2002 y 2003, tras la Operación Dátil. La propia Operación Dátil, que desmanteló esa célula, con la que Al Qaeda contaba en España nada menos que desde 1994, se precipitó porque no había alternativa, una vez que policía y jueces conocieron sus vínculos con la célula de Hamburgo a la que pertenecieron los terroristas que ejecutaron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
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– Refiere usted varios casos sangrantes. Mohamed el Egipcio, uno de los supuestos inductores del 11M. En 2002, la Policía especializada ya lo consideraba un individuo peligroso para la seguridad. Pese a eso, el magistrado no vio indicios suficientes para detenerlo y para colmo se le concedió un permiso de estancia temporal por arraigo. ¿Cómo se puede explicar eso? ¿Simple negligencia? ¿Ignorancia de los riesgos?
– Mohamed el Egipcio fue un destacado miembro de la red terrorista del 11M, en efecto. Obtuvo facilidades administrativas para desenvolverse en España que solo se entienden en el contexto de una sociedad apenas sensibilizada respecto a la amenaza yihadista y teniendo en consideración las serias discrepancias que existían, antes del 11M, entre los expertos policiales y los magistrados o jueces de la Audiencia Nacional. En los años previos al 11M los jueces de la Audiencia Nacional cuestionaban o rechazaban que en España fuera posible condenar a alguien por pertenecer a un grupo o a una organización yihadista si no cometían actos de terrorismo dentro del territorio nacional. No bastaba que un yihadista llevase a cabo en España actividades de radicalización, reclutamiento, financiación o incluso capacitación con fines terroristas.
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– En el otro fiel de la balanza, ¿podemos decir que la ágil actuación de las fuerzas del orden, tras el shock del 11M, impidió una segura concatenación de atentados?
– Es cierto que el conocimiento policial previo que existía sobre buena parte de los terroristas del 11M no sirvió para evitar los atentados. Pero sí permitió que los funcionarios de la UCIE empezasen a detener terroristas sólo dos días después y que localizasen el piso de Leganés donde varios de ellos se ocultaron y donde provocaron una explosión suicida que además hizo que otros huyeran de España. Con todo ello quedaron desbaratados los planes de atentar que los terroristas tenían para después del 11M. Tres semanas después del 11M aún amenazaban con convertir España en, literalmente, un infierno. Casi consiguen descarrilar un tren de alta velocidad que circulaba por la provincia de Toledo. Y el 4 de marzo, siete días antes del 11M, habían alquilado, usando documentación falsa, una casa en Albolote, a las puertas de Granada.
– Basta asomarse a las redes sociales para comprobar que todavía hoy sigue habiendo gente empeñada en sostener que los islamistas pretendían cambiar el resultado electoral.
– Trato de aclarar ese importante asunto para los lectores de LA RIOJA. La fecha de los atentados estaba prevista desde al menos el 19 de octubre de 2003 y de eso hay constancia documental en el sumario por el 11M. Pero las elecciones no se convocaron hasta el 9 de enero de 2004. Lo que ocurrió es que se fijaron para una fecha que resultó ser posterior en tres días a la del 11M ya prevista por los terroristas. Esta circunstancia fue sobrevenida para quienes planificaron el 11M pero proporcionó a los terroristas una excepcional oportunidad para obtener de los atentados un rendimiento mayor del esperado. Y así lo admitió Al Qaeda en el segundo de sus comunicados sobre el 11M, el remitido tras las elecciones a dos periódicos en lengua árabe. Además, es indudable que el 11M incidió sobre el resultado de los comicios, en detrimento del PP y en beneficio del PSOE.
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– ¿Cree que hemos aprendido algo de toda esta cadena de fallos? ¿En qué hemos mejorado y cuáles pueden seguir siendo nuestros puntos débiles?
– Gracias a las reformas de la seguridad interior y del servicio de Inteligencia que comenzaron después del 11M fue posible que hasta agosto de 2017 en España no se vivieran otros atentados yihadistas, porque hubo no pocas tentativas. Esas reformas incluyeron mejoras sustanciales en las capacidades especializadas de información y análisis policial, la coordinación entre servicios antiterroristas y la cooperación internacional, además de la adaptación del servicio de Inteligencia. Pero el yihadismo evoluciona y nuestros servicios antiterroristas han de estar en permanente actualización. Antes del 11M, España contaba con un sistema de lucha contra el terrorismo muy desarrollado y eficaz. Ahora bien, muy desarrollado y eficaz contra el terrorismo de ETA, no contra el terrorismo yihadista. Pero ETA nada tuvo que ver con el 11M. Que el 11M no fue obra de ETA está fuera de toda duda.
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