«La vida rural no es dormir en Logroño»

Con papel y boli en mano, los alcaldes, representantes del sector agrario y turístico riojano tomaron buena nota de las claves que fue desgranando la consejera Eva Hita, cuya intervención dio paso, ya de pie, a una animada conversación distendida en corrillos. Los de La Rioja Baja escuchaban atentos al alcalde de Arnedillo, Pedro Montalvo: «Lo primero que hay que hacer es creerse el proyecto de vivir en los pueblos y luego hacer vida los 365 días del año; no podemos emprender algo en el medio rural y luego irnos a dormir a Logroño, entonces no hacemos nada. Y si a una tienda de comestibles hay que subvencionarle, pues se les subvenciona porque en estos sitios no deja de ser un servio público, con lo cual hay que incentivar». La concejal de Agricultura de Cervera le escuchaba atenta y asintiendo: «Yo es que lo que veo es que la gente joven que sale a estudiar no regresa, pero ocurre lo mismo con los mayores, también se van. Se van con sus hijos a Logroño o Calahorra, porque allí sí hay centros de día». «Cervera va perdiendo población...». Frente a una visión del campo despectiva, de huida, desde Aldeanueva de Ebro, Alberto Ramírez, de 47 años, presumía de todo lo contrario: «Yo soy de pueblo, pueblo, de tractor y, aunque vivo en Logroño, he querido volver a mis orígenes: me he metido en el negocio de una bodega y estoy, igual faltan supermercados, gimnasios..., pero yo lo tengo todo».

Cada vez hay menos municipios pequeños que pueden decir que tienen bar o tienda, pero los hay, como Villloslada, que tienen hasta tres y un supermercado, más una tienda, una carnicería, dos restaurantes y varias casas rurales. Pero, aun con todo ese tejido social, Roberto Rincón, secretario de Formación de UPA UGT-Rioja y uno de sus vecinos, se lamentaba de que, poco a poco, «el municipio se va mermando».

Él no duda de que el rescate del medio rural debe venir de todos los sectores de la sociedad, aunque está convencido de que, irremediablemente, «aquel mundo que vivimos es irreversible». Lo que no quiere decir «que las zonas rurales no tengan futuro, pero con otro tipo de gestión de las explotaciones y con otro tipo de perfil de empresas, más vinculadas al turismo, a la aventura..., es el momento de revalorizar la producción primaria, y pensar que hacer quesos o patés es igual una buena idea».

¿Cómo intentar mantener la población? Igor Fonseca, secretario general de ARAG-ASAJA, sentado junto a otros representantes del mundo sindical, daba su particular punto de vista: «En lo que atañe a la agricultura y ganadería, tiene que haber una rentabilidad y una labor de las Administraciones en cuanto a eliminar los obstáculos para poner en marcha explotaciones nuevas en el campo. A partir de ahí, como en otros sectores, puedes tener servicios, infraestructuras acordes al siglo XXI». Y es que hay zonas de oportunidades «extraordinarias». El alcalde de Bañares, Antonio Ortiz de Landázuri, considera que su municipio las tiene: «... ya no sólo es que falten servicios, es que los jóvenes quieran desarrollar su proyecto vital fuera de la ciudad», opina.

Entre los asistentes también se encontraba Raquel Ramírez, de la Asociación Panal y el Colletero, de Nalda, quien momentos antes del Desayuno se refería a la importancia de que las condiciones que se den en el pueblo para las mujeres sean las adecuadas, «que no estemos a la sombra, sino que tengamos la visibilidad suficiente en la explotaciones agrarias y con todos los derechos, porque, sino, las mujeres nos vamos a ir detrás de los hijos a los lugares donde tengan los servicios».