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J. ALBO
Ciriñuela.
Lunes, 2 de marzo 2020, 08:09
Jueves, sobre las 10 horas. En Ciriñuela el viento arrastra algunas hojas por la calle Real. Es lo único que en esos momentos se mueve, más allá de alguna sombra tras los cristales o vallas de las pocas casas habitadas. Lo previsible en febrero en ... esta aldea de Cirueña, que según el INE tenía 40 habitantes empadronados en el 2019 (25 hombres y 15 mujeres). Al menos sobre el papel, este enclave riojalteño cercano a Santo Domingo de la Calzada, al que pone punta el campanario de la iglesia de San Millán, ha aguantado el tipo de la presión demográfica en las dos últimas décadas. Las oscilaciones interanuales en su padrón son pequeñas; otra cosa es la realidad en las calles: en verano y, ya antes, con la llegada del buen tiempo, la aldea se anima; en invierno son 'cuatro gatos'.
Uno de verdad se lame la barriga junto al centro social bar Las Candelas, cerrado desde octubre. Que en un lugar como Ciriñuela echen la persiana al único bar puede adquirir tintes de 'catástrofe', porque priva a sus habitantes de un espacio de encuentro y el roce no solo hace cariño sino también pueblo.
Un ruido señala a Dolores descargando cosas de una furgoneta. «Ahora en invierno estamos muy poquita gente y está todo muy apagado, pero sí que anima: tomas algo, las tertulias... Es una pena que esté cerrado», lamenta. Ciriñuela es Camino de Santiago, de lo que dan fe algunas flechas amarillas, un cartel de «Os deseamos paz y buen camino» y otros símbolos jacobeos. Patxi pasea por allí. Según sus cuentas, en la aldea viven en invierno unos 11 vecinos. «El bar está muy bien para tomarte un vino o un café, porque si no te tienes que ir al campo de golf o a Cirueña», indica. A Urbano el viento le ha desmandado unas garrafas de plástico y anda tras ellas. «Sin el bar se vive mal. Aquí hay muy poquita gente, cada vez menos, y el bar nos sirve como lugar de encuentro», indica.
Begoña es de Ciriñuela pero reside en Logroño. Sus padres viven a caballo entre la capital riojana y el pueblo, al que regresan en primavera. Ella quiere a toda costa que el bar se abra, para lo cual difunde sus bondades y disponibilidad a través de las redes sociales. «Animo a las personas interesadas a que se acerquen al Ayuntamiento y se informen. Merece la pena. Está junto a Santo Domingo y el campo de golf y tiene muchas posibilidades», dice por doquier. También pide al alcalde que trabaje «por mantener este servicio social en Ciriñuela».
El alcalde, Pedro Jesús Cañas,
dice estar en ello. «Se tiene intención de abrirlo ahora, de cara a la primavera», asegura, y añade que «va habiendo mala suerte» con el bar. «Enseguida se cansan», explica. Aunque están cerca los bares de Cirueña y del campo de golf reconoce que «es una faena para la gente del pueblo que esté cerrado». Sobre su apertura y explotación apunta que «hay gente que está interesada. Se solía adjudicar por concurso, pero vistas las cosas, lo que hace falta es que haya alguien que no le importe llevarlo. No se trata de sacar dinero sino de mantener un servicio», dice. Todo cierre es una puerta a la despoblación.
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