«Nuestro problema es el plan urbanístico, tenemos uno como el de Madrid»

– No está lejos de la capital, en medio de la naturaleza, dispone de un afamado restaurante... ¿Por qué sufre la despoblación Daroca de Rioja?

– El problema más grande que tiene es el plan urbanístico, puesto que tenemos uno como el de Madrid y se necesitan juntar a diez propietarios para construir, y eso es imposible. Los planes están totalmente desligados de los pueblos pequeños, deberían ser más flexibles. Hay casas abandonadas que no se venden, o al menos no a un precio razonable, y el plan no permite hacer nada.

– ¿Y cree que se puede evitar la despoblación de alguna forma?

– El problema es económico. Estamos modificando el plan para que las casas de aperos en lugar de 20 sean de 40 metros cuadrados. Pero es que cambiarlo pueden ser tres años de tramitación y 20.000 euros, una barbaridad. Estamos luchando por eso porque, si no, no podemos hacer absolutamente nada. Se debería poder construir, aunque sea algo pequeño. Nos gustaría poder construir pisos municipales para alquilar, pero hay trabas, como que apenas hay presupuesto y poca capacidad para afrontar tal inversión. Y podría ser una opción interesante para atraer a gente joven...

– ¿Cree que pueblos como Daroca todavía se pueden salvar de la despoblación?

– Sí, si también se consideraría algún tipo de beneficio fiscal. Ya son más baratos impuestos como el IBI y el de vehículos, pero debería serlo algún otro a nivel empresarial para poder atraer trabajo. Una desgravación en el impuesto de sociedades, por ejemplo, por estar en una zona con riesgo de despoblación. Son cosas prácticas que podrían funcionar: bajar la presión fiscal, compensaciones en inversiones para fomentar los pequeños negocios...

– El COVID-19 ha incrementado el teletrabajo... ¿y la población estacional en Daroca?

– No tenemos fibra óptica y el ADSL es el de hace 20 años. Mucha gente no se ha quedado más tiempo en Daroca por eso y ayudaría. Iniciativas hay muchas, pero si no tenemos servicios...

– ¿Cómo se vive allí la crisis sanitaria y el estado de alarma?

– Lo que peor lleva la gente es no poder ir a la huerta, por lo demás, bien. Está todo el mundo en casa, muchos tienen jardín y el aire que se respira no es el mismo que en la ciudad. Hay hasta demasiada tranquilidad. Solo intercambiamos unas palabras cuando vamos a por el pan.