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En el casino. El alcalde, Antonio Ortiz de Landázuri, y Ana Esther Agriano, posan junto a unos vecinos que juegan al mus, con su público. Javier Albo
Todos a una, como en Bañares

Todos a una, como en Bañares

El municipio riojalteño es un ejemplo positivo de la lucha contra la despoblación, con sus vecinos volcados en el proyecto 'Pueblo riojano busca...'

Javier Albo

Santo Domingo

Jueves, 20 de febrero 2020, 20:09

Bañares recibe al visitante con su monumental iglesia gótica de La Santa Cruz, a cuyos pies se encuentra la ermita románica. Son vestigios de un importante pasado, al que se suman los restos del que fuera castillo; algunos elementos recolocados del desaparecido monasterio de Santa María de Zaldo, o la necrópolis romano-visigoda descubierta en el año 2017. El presente es, hoy, un bonito y cuidado pueblo que tiene inscritos en su padrón a 241 bañarenses, la mayoría de los cuales está trabajándose el futuro colectivo, con ilusión y compromiso, a través del proyecto 'Pueblo riojano busca...', financiado por la Comunidad Autónoma dentro de las 'Iniciativas emblemáticas para el reto demográfico'. Es un 'todos a una', porque lo que está en juego es algo tan importante como la supervivencia de la propia localidad, que es el espacio común en el que todos se encuentran.

Un grupo de personas psoa junto a al farmacia de la localidad. Javier Albo

El pasado son los cimientos sobre los que los pueblos se van construyendo, aunque muchas veces puede ser un lastre. En el caso de Bañares una parte del mismo lo es. De «rémora» lo califica el alcalde, Antonio Ortiz de Landázuri, al referirse a ese periodo de unos veinte años, sobre el que en estos pagos siempre pasan de puntillas, durante el cual la localidad se convirtió en el cuartel general de cientos de trabajadores temporeros, lo que generó numerosos conflictos. Bañares se convirtió en un foco constante de noticias, casi siempre negativas, durante buena parte de la época estival. Ello hizo que el entonces floreciente turismo, incluido el de veraneo, obviara a esta localidad y se repartiera por las del entorno, donde se construyeron casas, chalés... El municipio fajolo no creció. «A la gente no le resultaba un lugar muy atractivo para pasar las vacaciones», recuerda el alcalde.

Pero hace ya mucho de eso. Hoy es un pueblo lleno de color; de actividades y recursos, muchos aún por poner en valor. 'Pueblo riojano busca...' trabaja en ello, sin prisa pero sin pausa, intentando potenciar la creación de nuevos nichos de empleo; de facilitar el acceso a la vivienda y de motivar la participación ciudadana para dinamizar y promocionar la localidad, en hacerla visible. Bañares también existe.

«Estamos buscando una solución a nuestro pueblo, pero los primeros que tenemos que implicarnos y dar una respuesta a sus necesidades somos los habitantes», indica el alcalde. «Se trata de un planteamiento que nos permita construir futuro, porque si estamos pensando que la solución de todo esto depende de lo que nos vayan a dar, esto no tiene solución», añade. En esa línea, Ortiz de Landázuri afirma que en los últimos años hay muchos vecinos que «están echando el kilo». De cuestionar todo (algo común en los pueblos) se ha pasado a generar una expectativa y a un pueblo alegre y activo. Cree en el futuro. Por eso, aunque se trate de un problema transversal opina que «habría que olvidarse de la España vacía y hablar de una tierra de oportunidades». Para él, el medio rural es eso.

Tiene claro que el objetivo de todo este esfuerzo «no es repoblar sino generar un espacio que sea atractivo para la gente que valore lo rural como calidad de vida». En Bañares hay materia prima. «Nosotros, que hemos hecho un inventario de nuestro pueblo, nos sorprendemos de la cantidad de recursos que hay y su valor, pero precisamente hay que ponerlos en valor», asegura, no sin obviar las dificultades de unas leyes que piden lo mismo en los pueblos que en las ciudades, cuando la realidad no es igual.

Ana Esther Agriano, coordinadora del proyecto, afirma que «lo que más se ha venido trabajando es la motivación; que la gente crea que pueden hacerse cosas con una mirada a medio y largo plazo, y que lo generado perdure». Habla de un cambio de actitud, de una mirada optimista al futuro, en el que poner en valor los recursos de la localidad y, también, a uno mismo. «Cada persona es un recurso», asegura. Los nichos de empleo están en los propios vecinos y en hacerlo visible también se trabaja, con un enfoque intergeneracional, en el que todos tienen mucho que aportar. «No se trata de ampliar a toda costa la población. Lo que prima es la calidad frente a la cantidad. No pasa nada porque en un pueblo solo haya 250 habitantes; lo que importa es que tengan calidad de vida», dice. Bañares está poniendo los cimientos de su futuro.

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