Los sindicatos desoyen a Macron y mantienen la huelga de los profesores

El Ejecutivo galo sigue apostando por mantener las escuelas abiertas a pesar del alto número de contagios. «No hay nada más dramático que clausurar las clases y mandar a los estudiantes a casa», manifestó ayer el primer ministro, Jean Castex, en el Senado. «No se hace huelga contra un virus», añadió, por su parte, el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer.

«Contrariamente a lo sostenido por el Ejecutivo, no es el colegio lo que está abierto, sino una forma de guardería», denuncia el Snuipp-FSU, cuyos representantes aseguran que la movilización de mañana será «histórica». «No es una huelga contra el virus, sino que ilustra el hartazgo creciente en los colegios», según esta central.

Los directores de los centros educativos, los profesores y los padres se quejan de que los continuos cambios de protocolo sobre el coronavirus crean muchos quebraderos de cabeza al personal y a las familias, además de no evitar los contagios entre alumnos y trabajadores del sector.

En una semana, el Gobierno ha cambiado en tres ocasiones las reglas sobre los tests anticovid, aumentando la confusión. Según el último protocolo, en caso de que se detecte un caso en clase, el resto de alumnos deberá hacer tres autotests en un intervalo de cinco días para poder permanecer en acudiendo al colegio. Si el resultado es positivo el confinamiento es obligatorio.

«Las medidas anunciadas por el primer ministro tienen como objetivo simplificar la vida de las familias», aseguró este martes el presidente, Emmanuel Macron, quien reconoció, sin embargo, que «no hay sistema perfecto».

Unas 10.400 clases, que representan el 2% de la educación primaria, permanecen cerradas al detectarse casos de covid-19 y en aplicación del protocolo establecido por el Gobierno, indicó este martes Jean Castex en la Cámara baja.