Francia quiere suprimir los vuelos cortos internos que puedan hacerse en tren

Esta medida, pionera en Europa, no afectaría a los vuelos en caso de tener que hacer escala. Por ejemplo, si un viajero sale de Lyon y tiene que hacer escala en París para tomar un vuelo de largo recorrido, podría seguir utilizando el avión como medio de transporte para hacer todos los trayectos.

La medida aprobada en primera lectura forma parte del proyecto de ley «Clima y resiliencia». Todavía tiene que ser debatida en el Senado y deberá volver a la Asamblea Nacional para su aprobación definitiva. Un decreto gubernamental deberá precisar si otros trayectos, como París-Rennes o Lyon-Marsella también se verán afectados por la supresión de vuelos internos.

La medida es controvertida en Francia. Los ecologistas consideran que la medida se queda corta y que habría que volver al umbral de 4 horas fijado por la Convención Ciudadana por el Clima. Los sindicatos, en cambio, temen que su aplicación se traduzca en una reducción de empleos en Air France y en pérdidas en el sector aeronáutico, que ya pasan por un mal momento debido las restricciones de viajes ligadas a la crisis sanitaria del Covid-19.

«Para limitar los efectos nefastos del transporte aéreo», la Convención Ciudadana por el Clima había propuesto la supresión progresiva de los vuelos interiores de aquí a 2025 en caso de que haya «una alternativa baja en carbono satisfactoria en precio y en tiempo» para trayectos de menos de cuatro horas. También abogaba por prohibir la construcción de nuevos aeropuertos en Francia o la ampliación de los aeropuertos existentes.

Este foro reunió entre junio de 2019 y octubre de 2020 a 150 ciudadanos franceses elegidos por sorteo con el objetivo de hacer una serie de propuestas para «reducir al menos un 40% las emisiones de gas invernadero de aquí a 2030 (con respecto a 1990) en un espíritu de justicia social». En total hicieron 149 propuestas, entre las que se encontraba la de suprimir algunos vuelos internos.

La creación este foro fue, junto a la celebración de un gran debate nacional, una de las ideas del presidente Emmanuel Macron para salir de la crisis de los «chalecos amarillos», el movimiento que puso en jaque su presidencia con sus protestas en las calles contra la subida del precio de los carburantes.