La Eurocámara da luz verde a la 'era Von der Leyen'

Von der Leyen tenía que buscar ese veredicto final en una sesión de debate que arrancó a las 9.12 horas con un discurso en el que defendió la idoneidad de sus 'ministros' para cumplir con un programa de cinco años que tendrá como ejes la igualdad de género, la transición climática, la digitalización o la migración. Fue una intervención más plana que la que protagonizó el pasado julio, cuando se enfrentó (y sorteó por apenas nueve votos) a la animosidad de un legislativo dolido porque los jefes de Estado y de Gobierno hubieran acabado con el sistema de cabeza de lista de las elecciones del 26 de mayo para auparla a ella al puesto más relevante de la UE.

En esta ocasión lo tenía más fácil. Contaba ya con el apoyo garantizado de populares, socialistas y liberales, las tres familias con mayor peso, y el procedimiento requería una mayoría simple de votos nominales para superar la reválida. Lo consiguió sin problemas. Aunque para llegar a esa situación, en los últimos meses, la conservadora tuvo que sustituir a tres comisarios (los de Francia, Hungría y Rumanía), reorganizar competencias y cambiar el nombre de varias carteras, como la controvertida 'Proteger (ahora Promover) el estilo de vida europeo', que gestionará la política migratoria. La nueva comisión a Veintisiete (12 mujeres, ella incluida, y 15 hombres) no alcanza la comprometida paridad, aunque Von der Leyen aseguró que se implantará en cada departamento de su Ejecutivo.

El pleno coincidía con el 30 aniversario de la Revolución de Terciopelo (que tumbó al comunismo en la entonces Checoslovaquia) y Von der Leyen se apoyó en una frase de, que fuera uno de sus líderes, Václav Havel, para apuntalar el fondo de un discurso de media hora: «Tenemos que trabajar por algo porque es bueno, no solo porque pueda tener éxito». Tras agradecer el liderazgo de su predecesor, Jean-Claude Juncker, habló del «comienzo de una nueva Europa» para la que pidió la implicación de la Eurocámara y fue desgranando la hoja de ruta, dado protagonismo a los comisarios responsables de cada área. Sobre el español, Josep Borrell, nuevo canciller de Exteriores, destacó su «experiencia» diplomática.

Borrell será clave en una comisión que ella misma define como «geopolítica», en un momento de tensiones comerciales, con el 'bréxit' a la vuelta de la esquina (pidió a los británicos que no se vayan) y con diferencias de criterio en el seno del club sobre Rusia o los conflictos sociales que están brotando en sudamérica. Desde el escaño 21, rodeada por todo su equipo, la nueva presidenta lanzó a Macedonia del Norte y Albania un mensaje conciliador después de países del club como Francia hayan frenado la ampliación de la UE. «A nuestros amigos de los balcanes occidentales les digo que nuestra puerta sigue estando abierta».

La lucha contra el cambio climático («no tenemos ya tiempo que perder», «la transición ha de ser sostenible»), la digitalización («debemos dominar las tecnologías claves») o la desaceleración económica (pidió con la boca pequeña un mayor esfuerzo inversor en países como el suyo y a todos, culminar la Unión Bancaria y Monetaria) pilotaron, como en realidad toda su intervención, sobre la idea de proteger el «bienestar europeo y proteger nuestros valores».

Un mensaje con el que debió buscar el equilibrio al referirse a la cartera de migración. «Europa dará siempre refugio a los que necesitan protección internacionales» pero no a «quienes no tengan derecho a quedarse, a los que no están integrados en la sociedad» (a los emigrantes económicos). Y rememoró un episodio personal (la muerte de su hermana a los 11 años por un cáncer) para anunciar que el próximo año lanzará un ambicioso programa para fomentar la investigación y combatir esta enfermedad. «Estamos preparados, Europa está preparada. Mi mensaje es simple: pongámonos ya a trabajar para que dentro de otros 30 años podamos decir también 'larga vida a Europa'».

Manfred Weber (Partido Popular Europeo), Iratxe García (socialdemócratas) -volvió a reclamar una ley europea contra la violencia machista- o el liberal Dacian Ciolos (Renovar Europa) apoyaron expresamente al nuevo equipo durante sus intervenciones. Los dos últimos no dieron cheque en blanco a la conservadora. A los Verdes, con la también alemana Ska Keller, no les convenció («Trabajaremos con su Comisión, pero no la daremos un voto favorable»). No le sacó tarjeta roja. como tampoco a los sectores de la ultraderecha y el euroescepticismo. El debate, que se prolongó cerca de dos horas, fue vaciando un hemiciclo hasta el punto de que en el turno libre de palabra apenas permanecían medio centenar de eurodiputados en sus escaños.

La Eurocámara volvió a completarse a las doce del mediodía, cuando se acercaba el momento de una votación clave en la que participaron 707 de los 751. Llegó tras un minuto de silencio para honrar la memoria de los trece militares franceses fallecidos en Mali (el martes también se les rindió homenaje). Y un último turno de intervención de los portavoces de los grupos en orden inverso de acuerdo a su peso político en el hemiciclo. A las 12.25 horas ha comenzado la 'era Von der Leyen'.