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Salvador Arroyo
Bruselas
Martes, 7 de abril 2020, 19:08
Primero fue la suspensión de eventos y visitas a la sede del Parlamento Europeo en Bruselas. Luego llegó la cuarentena que se autoimpuso el presidente de la institución David Sassoli (14 de marzo) tras regresar de Roma y horas después de que el Gobierno ... italiano decretase el confinamiento de su país. Después se generalizó el formato videoconferencia para todas las sesiones; se canceló el pleno que mensualmente se celebra en la ciudad francesa de Estrasburgo. Y la actividad legislativa, aunque se ha mantenido, lo ha hecho a medio gas. Y todo por culpa del coronavirus.
Así que el legislativo comunitario pone a disposición de las autoridades locales y nacionales sus instalaciones. La pasada semana Sassoli anunció que un edificio vinculado a la sede del Parlamento Europeo en Bruselas se entregaba a la ciudad «para que lo pueda usar para el cuidado de pacientes». En concreto que lleva el nombre del excanciller alemán Helmut Kohl, que se encuentra situado a escasos quinientos metros del complejo principal que alberga el hemiciclo, uno de los espacios más visitados de la ciudad.
El italiano justificó la decisión en su voluntad de dar «un pequeño ejemplo» de la respuesta de «una Europa unida» en la lucha contra la pandemia. Quería «hacer su parte» con este gesto que permitía dar un uso médico al inmueble bien como hospital bien como residencia para las personas que necesitaran algún tipo de asistencia. El anuncio se acompañó con otra cesión; la de cien vehículos oficiales (entre coches, furgonetas y camiones) para el traslado de alimentos y medicamentos. Los chóferes en nómina de la Eurocámara se ponían también al servicio de ese nuevo cometido.
Y ayer le tocó el turno a Estrasburgo. Parte del imponente conglomerado de edificios situado en la ciudad francesa se convertirá en centro de detección y consulta del COVID-19. La secretaria de Estado para Asuntos Europeos, Amelie de Montchalin, develó el lunes un acuerdo con Sassoli y ayer el propio presidente lo confirmaba vía Twitter. «Queremos estar cerca de nuestra ciudad de acogida y de sus ciudadanos en estos tiempos difíciles», aseguraba en torno a las doce del mediodía. Estrasburgo es la capital de la región del Gran Este de Francia, uno de los puntos más castigados por el coronavirus, con más de dos mil personas fallecidas.
Hace ya un mes, la Eurocámara decidió que la sesión plenaria que mensualmente se venía celebrando en esta ciudad quedaba cancelada. Y a largo plazo; al menos hasta el próximo septiembre. El último pleno que ha llevado a cabo la institución fue el 26 de marzo, estuvo coordinado desde Bruselas y tuvo carácter de urgencia. En él se respaldó el desembolso de 37.000 millones para combatir la crisis sanitaria que activó la Comisión Europea; la ampliación del fondo de solidaridad de la UE para cubrir emergencias; y otra propuesta del Ejecutivo de Ursula von der Leyen para evitar las operaciones comerciales sin pasajeros, los conocidos como 'vuelos fantasmas'. Por primera vez, los eurodiputados votaron a distancia ante la imposibilidad de hacerlo de forma presencial.
Al igual que ha hecho con Bruselas y Estrasburgo, Sassoli también ha mostrado su disposición al Gobierno de Luxemburgo. Cedería las instalaciones administrativas que el legislativo tiene en el pequeño Estado, que el pasado 13 de marzo también cerró colegios y aisló a los ancianos como paso previo a declarar la situación de emergencia por la pandemia.
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