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Salvador Arroyo
Bruselas
Sábado, 2 de noviembre 2019, 20:52
En clave nacional sería inimaginable que el arranque de una nueva legislatura se demorase porque algunos de los ministros del futuro gobierno los ha descartado el parlamento de turno. Pero en la UE esa situación no es atípica. Fundamentalmente porque esos ministros (comisarios, en el ... argot comunitario) son propuestos por cada Estado miembro y están obligados a pasar una reválida ante los eurodiputados para demostrar que no hay conflictos de intereses y están capacitados para el cargo.
Con retraso arrancaron en 2004 y 2009 los mandatos del portugués José Manuel Durao Barroso en la Comisión Europea. Y esa situación se repite de nuevo con Ursula Von der Leyen, la primera mujer que liderará el Ejecutivo de Bruselas los próximos cinco años. Tenía que haber relevado a Jean-Claude Juncker el pasado viernes día 1. Pero el traspaso de poderes se aplaza, al menos, un mes más. Y ese 'al menos' no es gratuito.
Porque los problemas se le amontonan. Los comisarios de Francia, Hungría y Rumanía fueron rechazados en la Eurocámara a principios de octubre. Y hasta la pasada semana no había nombres de repuesto encima de la mesa. Y los que han llegado no garantizan la transición en la nueva fecha prevista, el 1 de diciembre. El Parlamento sí estaría preparado para examinarlos en unas dos semanas. Y si aprobaran, convocar a tiempo el pleno en el que debería ser validado el conjunto del equipo: Veintisiete miembros, incluida ella. O mejor dicho Veintiocho, porque tras la última prórroga, Reino Unido también deberá 'traer' un nombre a Bruselas.
El francés Emmanuel Macron ha sustituido a su propuesta inicial, la controvertida exministra Sylvie Goulard, con el empresario Thierry Breton; Hungría cubrirá la plaza con Olivér Varhélyi, su hasta ahora embajador permanente en Bruselas. Y Rumanía comunicó el día 29 que apostaba por Victor Negrescu, exministro de Asuntos Europeos y antiguo eurodiputado.
De los tres solo los dos primeros se someterán al examen del legislativo. El rumano, directamente, ha sido descartado por Von der Leyen. ¿El motivo? Viene de la mano de un gobierno que se encuentra en funciones, el de la primera ministra socialista, Viorica Dancila, y no está respaldado por el presidente de la república, el conservador, Klaus Iohannis. Así que en este caso hay que volver a empezar.
Y aunque sea aún como hipótesis, tampoco se descarta que el Elíseo se vea obligado a reiniciar también el proceso con el comisario que ha nominado. Von der Leyen quiere evitarlo intensificando las negociaciones con los tres principales grupos de la Eurocámara (populares, socialistas y liberales) para que le den el aprobado. Pero Breton, que también fue responsable de Economía en su país dirige actualmente Atos, un potente grupo tecnológico, y opta a una cartera en la UE, la de Mercado Interior, que incluye competencias en ese campo.
Fue lanzar el nombre y surgir los primeros reproches. La eurodiputada gala Manon Aubry, de Izquierda Unitaria, ya ha revelado públicamente que su empresa recibió el pasado año más de 107 millones de fondos europeos. «Macron todavía elige a un candidato que es susceptible de incurrir en conflicto de intereses», advierte. Así que no lo tendrá nada fácil.
Sin mácula, y por tanto, sin problemas a priori, llegará al examen el rumano Varhélyi. Diplomático experimentado, es el plan A de Viktor Orban. Si no hay cambios, asumiría la cartera de Vecindad y Ampliación, la que Von der Leyen asignó en un primer momento para Hungría.
Pero sigue faltando Rumanía. Y también Reino Unido. A Boris Johnson se le impuso entre las condiciones de la nueva prórroga al Brexit hasta el 31 de enero, que eligiera un representante para el Ejecutivo de Bruselas para ese periodo. Y Julian King, el actual comisario británico para la Seguridad en la UE, se veía como la opción más rápida. Pero él mismo ha confirmado que no ha recibido aún ninguna noticia desde el 10 de Downing Street. Así que todo apunta a que será reemplazado. El cuándo es la incógnita.
Los equipos de transición de Juncker y Von der Leyen llevan trabajando desde hace meses y la presidenta electa ya tiene incluso habilitada la que será su residencia en la capital comunitaria: un espacio de 25 metros cuadrados en el propio edificio Berlaymont, sede de la Comisión Europea. El luxemburgués, de 64 años, se ha despedido formalmente en todas las instituciones. Ahora inicia un periodo de interinidad de duración incierta.
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